PAMPLONA. El acuerdo que ambas partes definieron como “sencillo y modesto” es la plasmación negro sobre blanco del interés del propio Salvador Sanchís de dotar a su proyecto deportivo de una contrapartida social. Desde SOS Himalaya, tanto los miembros de la fundación como Pilar Seguín, madre de Iñaki Ochoa de Olza, hicieron hincapié en que agradecen “todos los esfuerzos voluntarios y honestos, que desde el desinterés y el buen hacer contribuyan a mejorar las vidas de otras personas”, en este caso en Asia.

Hay que recordar que SOS Himalaya es la organización sin ánimo de lucro que se encarga de la gestión del legado solidario del montañero pamplonés Iñaki Ochoa de Olza (Pamplona, 1967 - Annapurna, 2008), que tuvo el deseo de devolver a los pueblos más necesitados del techo del mundo parte de lo que él había recibido en los casi 20 años que pasó a lomos de sus cumbres. El sueño de Iñaki de recaudar dinero aquí para construir oportunidades de futuro allá mediante un orfanato en Nepal, un hospital infantil en Pakistán y una escuela en Dharamsala (sede del exilio tibetano) se vio interrumpido trágicamente por su muerte a 7.400 metros en las aristas del Annapurna.

El último en sumarse a empujar estos proyectos es Salvador Sanchís (Valencia, 1967), un apasionado de la montaña que compagina sus compromisos laborales y familiares con el reto ‘7 Cumbres Gandía’ que le llevará completar en 2016 las cimas más importantes de los continentes y zonas polares, aunque como él mismo remarca “el montañismo no es ciencia exacta”. Este año ha regresado exitoso de pisar el último de los 5.895 metros del Kilimanjaro y por delante le quedan el Aconcagua (6.959m), el Elbrus (5.642m), Mc Kinley (6.194m), la Pirámide de Carstensz (4.884m), el monte Vinson (4.898m) en la Antártida y el Everest (8.848m) sin oxígeno como colofón.

Como el propio Salvador reconoce su objetivo “no es el de coleccionar montañas determinadas, ni batir ningún record, tampoco ser pionero en nada, pues no es un reto inédito en absoluto: es un reto personal, un compromiso autoimpuesto”. Sanchís, que entró en contacto con la fundación tras conocer la “conmovedora historia del rescate de Iñaki”, está convencido de que proyectos como el de SOS Himalaya son un referente de cómo algo modesto puede contribuir a mejorar la vida de otras personas. Señaló también que “se da la coincidencia que salvo el Mc Kinley, en Alaska, o el Vinson, en la Antártida, el resto de picos están en países en vías de desarrollo en los que hay mucha necesidad. Quería colaborar de alguna forma y creo que esta es la mejor”. Aunque las ascensiones de Sanchís son retos privados y autofinanciados, el montañero promoverá actividades para recaudar fondos y divulgará la labor de SOS Himalaya.

SINTONÍA Y MODESTIA

Desde la Fundación Iñaki Ochoa de Olza destacaron la plena sintonía con la filosofía de Salvador y de otras muchas personas que desde el desinterés colaboran con la oenegé. “El nuestro es un proyecto chiquito y humilde, con el que pretendemos crear oportunidades en una parte del mundo en el que las carencias son numerosas. Y creemos que el proyecto de Salvador que está basado en el reto deportivo de una persona que no es profesional ni pretende vivir de esto y que además quiere echar una mano, a nosotros nos complace mucho”, destacaron durante la firma.

El montañero valenciano incidió en el hecho que tanto la labor de cooperación como el montañismo son actividades “discretas, a menudo alejadas de los focos” y aunque en parte “debe seguir siendo así” cree que a pesar “de la gran crisis que está desestabilizando nuestra sociedad, es ahora cuando se deben hacer notar los impulsos de las personas que buscan unos ideales de belleza, solidaridad y desafío”.

Desde SOS Himalaya quisieron reafirmarse en que les gustaría seguir siendo una organización “discreta en lo mediático, pero eficaz en lo social: lo importante de verdad, es lo que hagamos en Nepal”. La fundación remarcó que este curso 2011/2012 será clave para el futuro de sus proyectos, tras un periodo de reorientación. De momento el acuerdo compromete a las partes a un año de colaboración que se prorrogará conforme el proyecto de Sanchís vaya avanzando en el tiempo.