- En casa de Maite Zugarrondo no hay tiempo para aburrirse. Pinturas, dibujos, manualidades, recetas, música, baile o disfraces son el día a día de esta portera de balonmano y de las pequeñas Nora, de 7 años, y Aroa, que hoy cumple 5. Con ánimo y buen humor tratan de sobrellevar toda esta crisis. Intentan poner un toque de color a un confinamiento que ya es de por sí exasperante para cualquier adulto y que se convierte en un ejercicio de malabarismo cuando hay niños por medio.

Zugarrondo, de 30 años, se retiró de la elite del balonmano la temporada pasada. Jugaba en el Super Amara Bera Bera, uno de los grandes de la máxima categoría femenina, pero se vio obligada a abandonarlo por la dificultad de compaginar su labor deportiva con el cuidado de sus sobrinas, a quienes tiene en acogida. Ahora, la cancerbera navarra sigue vinculada al mundo del balonmano. Juega en el equipo sénior femenino de Anaitasuna, en Primera Nacional, y coordina las labores de filialidad del club con Maristas. Un trabajo que le permite conciliar y disfrutar de más ratos con las pequeñas. Lo verdaderamente importante.

Y muchos ratos, mucho tiempo, es precisamente lo que tienen ahora mismo las tres para estar juntas, debido al confinamiento por la pandemia de coronavirus. Una situación que las pequeñas están "llevando bien" e incluso "mejor" que la propia Maite Zugarrondo. "Yo les explico qué es lo que está pasando y parece que lo entienden. No ponen peros. Les encanta ir a la ikastola, pero también ven que no se está mal en casa. Yo tengo mis momentos de agobio y ellas no tanto. Les intento explicar que quizás por eso estoy a veces más irascible y creo que lo comprenden", explica la pamplonesa.

Los niños se han convertido también, sin pretenderlo, en héroes de esta pandemia. Ya son unas cuantas semanas en casa, encerrados, sin poder pisar la calle, y su nivel de comprensión y aceptación ante esta crisis parece inexplicable. "Creo que les hemos infravalorado", opina Zugarrondo. Aun con todo, no es fácil mantenerlos entrentenidos durante tantas horas. En cada casa hay una receta y la de esta portera navarra pasa por establecer unas rutinas diarias. "A las mañanas nos levantamos y desayunamos. Si quieren se visten y, si no les apetece, pueden estar en pijama. No pasa nada. Luego hacemos etxeko lanak (tareas). Nora tiene las que le mandan en la ikastola y demanda ayuda de vez en cuando. Pero Aroa no tiene, así que me siento con ella y hacemos algunas actividad con letras, números, pintura o algo de memoria", explica. La más pequeña ayuda luego a Maite a cocinar y, después de comer, tienen su "momento de relax, de tele o lo que sea. Ellas por su lado y yo por el mío". Un pequeño tiempo de tranquilidad y calma, antes de soltar toda la energía que dos niñas de 7 y 5 años son capaces de acumular. "Por las tardes hacemos ejercicio, saltamos a la comba o lo que se nos ocurra. También ponemos música, a veces bailamos, hacemos coreografías, nos disfrazamos, nos pintamos los labios y hasta cantamos con micrófono. Lo mismo nos da Pirritx eta Porrotx como Mamma Mía. Lo que sea", relata entre risas. "Al final, lo importante para ellas es establecer su rutina, estar juntas, que tengan su estabilidad y no dejar tampoco sus relaciones sociales al margen. Yo les dejo el móvil para que hagan videollamadas con los chicos y chicas de su ikastola. Es algo que tienen que mantener", asegura.

A pesar de que no para, de que su día es extenuante y resulta complicado rascarle algún tiempo para sí misma, Maite Zugarrondo procura reservar algún momento para entrenar. No es fácil, con dos niñas correteando a su alrededor. "Intento mantenerme en forma, pero al final ellas siempre están encima. Lo de la resistencia aeróbica es mentira, porque tienes que estar parando continuamente. Puedes estar dos horas haciendo ejercicio y, en realidad, productiva sólo es media hora. Pero bueno. Me lo paso bien y se pasa el tiempo", resalta.

Y aunque no siempre es fácil, aunque los momentos de agobio van y vienen y el confinamiento acaba convirtiéndose en una montaña rusa de emociones, Maite Zugarrondo se siente afortunada y sabe valorar qué es lo realmente esencial. "Cuando escuchas todo lo que pasa fuera, cuando te llega la información y ves cómo están sufriendo muchas familias, valoras ante todo que estás sana, protegida y las crías también", subraya.

Hoy, 8 de abril, Aroa cumple 5 años. Será un cumpleaños diferente, sin poder compartirlo físicamente con sus amigos o en la ikastola. No pasa nada. Tendrá, a su lado, a las dos personas más importantes. "Espero que todo lo que está pasando nos sirva para acabar valorando lo realmente fundamental en la vida. A mí me está sirviendo para fomentar más los lazos familiares, algo que ya tenía, y para establecer más vínculos con las niñas. Hacer cosas especiales con ellas que, siendo deportista de elite, por ejemplo, no podría", explica Maite. Y añade: "Valorar más si cabe cosas tan sencillas como estar con tus amigos, la ilusión de ir a trabajar, la ambición de la vida... Cualquier tontería que antes la dabas por hecha, que ahora te quitan, y dices: 'Cuánto pagaría yo ahora por uno de esos momentos".

"Hacemos coreografías y hasta cantamos con micrófono. Lo mismo nos da Pirritx eta Porrotx como 'Mamma Mía'. Lo que sea"

"Espero que todo lo que está pasando nos sirva para acabar valorando lo realmente fundamental en la vida"