Quique Domínguez debutará esta tarde como nuevo técnico del Helvetia Anaitasuna en un partido oficial. Tras mucho tiempo parados, el entrenador gallego asegura que sus jugadores están “contentos, alegres, con una gran motivación y con ganas” de que empiece ya a rodar el balón en una temporada tan atípica. Domínguez no oculta lo que, a día de hoy, es una obviedad: al Barça es casi imposible ganarle. Sin embargo, confía en el trabajo de pretemporada y en la ilusión de su plantilla -que ayer se sometió a pruebas PCR- para este primer gran reto. “El partido es complicado. La realidad es que el Barcelona no está ni a nuestro alcance ni al de ningún otro equipo de la categoría. Si la temporada se jugase a 34 partidos, el Barça sería campeón. Si se jugase a 24, también lo sería; y si se juega con uno o dos grupos, lo mismo. Es campeón antes de empezar, aunque sé que esto no le gusta oír a su entrenador”, bromeó. Sin embargo, aseguró que “ganemos, empatemos o perdamos, el equipo va a dejarse todo”.El técnico gallego incidió en que su equipo “saldrá a jugar” y que ante todo intentará ser “el Helvetia Anaitasuna”. Sabe que el vigente campeón de Liga es un rival “que te hace sentir muy pequeño” y que “habrá momentos que tengamos que luchar contra ello, ser capaces de estar en el partido y mostrar el mejor nivel”. Asimismo, Domínguez recalcó que hay dos expresiones deportivas que no le gustan absolutamente nada: “Una, éste no es un partido de nuestra Liga” y “sí que lo es”; y dos, “no tenemos nada que perder”, algo que no comparte.

En cuanto a la presencia de espectadores, indicó que es una “buenísima noticia y ojalá que podamos empezar a brindarles cosas que les gusten y el mejor balonmano”.