"La más bonita". Así define Nerea Pena su plata en el Mundial de Japón. La histórica medalla que se colgó al cuello no hace ni una semana. Que pesa un quintal, sí, pero que aun así luce con orgullo. No es para menos. La navarra es subcampeona del Mundo con España, después de completar un gran torneo. Donde las Guerreras lo dieron todo, desplegaron su mejor juego, dieron auténticas lecciones de balonmano y levantaron pasiones entre la afición. Nerea Pena saborea este triunfo ya en Pamplona, donde prevé pasar las Navidades con su familia hasta el 25, cuando deberá regresar a Hungría y donde espera descansar. Lo que le dejen. Porque si algo arrastra es mucho cansancio y mucho sueño, si bien la sonrisa no se le borra de la boca.

¿Ha podido descansar algo?

Casi nada. Además, lo poco que intento me está pasando factura y el cambio de horario también me está afectando en Japón eran ocho horas más. Pero es verdad que se están haciendo cosas muy chulas, me están llamando de un montón de sitios y al final estamos celebrando todos juntos esta medalla. No hay mal que por bien no venga.

No hace ni una semana que se colgó la plata. No sé si la ve ahora con otra perspectiva...

Es una plata que cada vez sabe mejor. El regustillo de la final se va yendo completamente. En el momento en el que me puse la medalla me olvidé de todo, estoy celebrando el título desde el primer día y sólo puedo ver las cosas positivas de este Campeonato. Estoy muy contenta.

Una curiosidad, ¿cuánto pesa la medalla?

Un montón... (se ríe). Todo el mundo que la coge dice lo mismo, madre mía lo que pesa. En el cuello parece que todavía más.

¿Y la ha pesado para ver exactamente qué se ha colgado al cuello?

No, no... Pero la voy a poner en el peso que mi madre tiene en la cocina, sólo por curiosidad (risas).

¿Dónde la va a guardar?

Mis padres me quieren hacer un regalo especial después de ganarla y les he pedido un medallero. Ahora está muy de moda hacer medalleros personalizados y me van a regalar uno. Ahí la pondré, aunque no sé si aguantará la pared con el peso... Pero esta medalla lo merece.

Ya son tres los metales que ha ganado con las Guerreras: esta plata, la del Europeo de 2014 y la de bronce en el Mundial de Brasil de 2011. ¿Hay alguna que le sepa mejor o no?

Las tres son diferentes. El bronce de Brasil es distinta por ser la primera; la segunda, la plata del Europeo, fue la más especial, porque la conseguí después de mis lesiones y porque la logramos en Budapest, que es como mi casa; y ésta es súper especial por ser completamente inesperada y porque nos abre las puertas a Tokyo, que es uno de mis sueños. El volver a unos Juegos Olímpicos. Ésta, además, es la más bonita. Aunque cada una tiene lo suyo.

¿Estéticamente es la que más le gusta?

Sí, es preciosa. Es artesana, con muchos detalles... No sólo es la medalla más bonita de las que tengo yo, sino de las que he visto. Con mucha diferencia.

Los japoneses trabajan bien estas cosas entonces...

Así es. Tanto en el Campeonato, como en la organización o en cualquier cosa que necesitabas, se volcaban. Para eso tienen una cultura muy distinta.

Después de proclamarse subcampeona del Mundo, cuando aterrizó en Pamplona y hablaba con los medios, de repente se emocionó mucho y empezó a llorar. ¿Qué le pasó en ese momento?

Creo que fue el llegar a casa, después de tanto tiempo, con tanto cansancio encima... Llevábamos tres días celebrando la medalla, compartiéndolo con patrocinadores y con la afición. Fue aterrizar en Pamplona, estar con mi familia, en un momento en el que estaba muerta y destrozada... En ese instante sentía alivio, más que otra cosa, y ganas de poder disfrutar ese momento con los míos.

Es quizás la cara B de los deportistas que no vemos. Más allá del juego, de darlo todo sobre la pista, hay ahí unas emociones y unos sentimientos que a veces pasan desapercibidos.

Y es también lo que cuesta conseguir una medalla... Llevamos muchos años trabajando, los dos últimos con muy malos resultados, y cuando te llega algo así, después de todo el esfuerzo, realmente valoras todo. Ahora es cuando mucha gente y muchos medios se están preocupando, porque cuando todo va bien, perfecto. Pero lo que duele es llegar a este momento con todo lo que ha costado. Hay que valorarlo, hay que aprovecharlo, pero creo que hay que estar con los deportistas en las buenas y en las malas, que es lo que más que cuesta.

Sí que es verdad que las Guerreras han hecho que se ponga más el foco en el balonmano y, en este caso, en el femenino. Una forma también de reivindicar este deporte y a las propias jugadoras.

Más que reivindicar, yo diría que la única forma en la que se valoran en España los éxitos de deportes minoritarios es sólo cuando se consigue una medalla. Es quizás lo más duro. Hemos pasado un proceso que ha sido difícil. Hemos estado arriba y abajo. Y quizás se da más valor a lo que haces sólo cuando hay éxito. Pasa en muchos otros deportes, no sólo en el balonmano. Eso duele, pero a la vez lo disfrutamos, porque los medios nos han dado visibilidad y hemos tenido un gran apoyo de la gente. El que nos hayan televisado en La 1 ha sido grandioso, porque ha llegado al alcance de muchos. Eso es bueno. Es de agradecer que cuando pasa algo así, un canal como TVE te dé la oportunidad de salir ahí. Debería ser lo habitual cuando pasa algo como esto, que peleas por una medalla para tu país, y ya no sólo con nosotras ni con nuestro deporte. Con esto disfrutas tú y lo disfruta todo el mundo. Y eso se refleja. Ahora vas por la calle y un montón de gente te felicita porque te ha visto por la tele.

¿Con eso se queda?

Sí. Es un Mundial que hemos jugado muy bien, con un juego muy bonito, y la gente lo ha disfrutado. Y te da la enhorabuena y te anima para Tokyo. La medalla está muy bien, es muy bonita y te la pones en la pared, pero que la gente te anime, el hacer afición con tu deporte, que reconozcan tu trabajo y tu esfuerzo es lo mejor que te llevas.

¿Ha visto la final? No, ni una vez. Ahora mismo sólo quiero dormir. La veré más adelante. La última jugada sí la he visto, pero para mí no tiene sentido ver la final entera ahora. ¿Para qué? No voy a cambiar nada. ¿Para hacer mala leche?

¿Y cómo vivió personalmente esa última jugada polémica?

Si te digo la verdad, no la vi, porque estaba replegando a la defensa. Pero la he visto después. ¿Está bien pitada o no? Está en el límite. Si hubiesen tenido la opción de ver el vídeo, probablemente la habrían sancionado igual. Estando en el límite, yo creo que lo habrían hecho. Pero claro, esa decisión, viéndola en un segundo, sin probabilidad de reclamación ni nada, que se la hayan jugado a eso, con ese resultado, a mí me duele. Pero con el reglamento en la mano, con la cámara y todo, hubiesen tomado la misma decisión. Repito, ¿está bien pitada o no? No soy yo para decirlo.

Con todo, esa jugada no puede empañar un Mundial espectacular, en el que sólo se han perdido dos partidos, ante Rusia y ante Países Bajos en la final. ¿En su guion estaba previsto este éxito?

(Se ríe). Yo era de las más pesimistas. Para mí los primeros puestos estaban lejanos, no imposibles, pero no entraban en mis planes. El objetivo del equipo era alcanzar el Preolímpico, eso era ya difícil y lo conseguimos. No hubiese dado nada por llegar a la final y me quedo con eso, con el rendimiento del equipo. Rusia nos ganó y nos fuimos con la sensación de que era mejor que nosotras y no pudimos hacer nada. El empate con Suecia es el que más duele, porque teniendo el partido, se nos fue. Pero, quitando eso, hemos logrado siete victorias. Es un Mundial en el que hemos luchado en todos los encuentros y hemos rendido a un gran nivel.

Un nivel que se vio perfectamente en el triunfo ante Noruega.

Es el mejor partido de la selección de los últimos cinco años sin ninguna duda. Fue un encuentro casi perfecto, que tenía además una gran trascendencia: clasificarse para una final. Y en todas las facetas estuvimos genial, en defensa en ataque y en portería. Lo preparamos muy bien y funcionó todo genial.

Y antes de semejante partido, tras perder contra Rusia pero clasificarse para semifinales, tuvieron que leer titulares como Pasan de rebote o Montenegro regala unas semifinales a España. ¿Qué se le pasó por la cabeza?

Lo único que puedo decir es que esos periodistas no tienen ni idea de balonmano y no han seguido el Campeonato. Al final, lo más anecdótico de ese resultado es que no hay una compatibilidad horaria, siempre un equipo juega antes que otro. Si Montenegro hubiese jugado antes que nosotras, también estaríamos clasificadas y los titulares habrían sido diferentes. Hemos estado en una semifinal y en una final porque, en ese momento, de ocho partidos habíamos ganado seis, empatado uno y perdido otro. Por eso estábamos en la semifinal. No porque otro equipo ganara o perdiera. Con este tema se vio también la unión del equipo. Importantísimo.

El grupo es espectacular. Una vez tuve una conversación con mi entrenador y le dije: "Lo mejor que tienes ahora mismo en este equipo es el grupo". Es genial. Las chicas jóvenes que han venido son espectaculares y se implican mucho en el trabajo. Espero que siga así por muchos años.

Cuando se disputaba la fase de grupos del Mundial, usted comentaba que no estaba en su mejor forma por la lesión en la mano que tuvo y por el cambio de equipo. ¿En qué sentido le ha afectado dejar el Ferencvárosi y fichar por el Siófok, también húngaro?

Es un cambio de etapa. Llevaba siete años en un equipo, asentada y muy contenta, pero necesitaba nuevos aires. Yo estoy contenta con el cambio a nivel deportivo, pero la adaptación ha sido muy difícil. Un juego diferente, nuevas jugadoras y además yo soy central y me tengo que adaptar a cómo juega el resto. Para colmo, el día antes del primer partido me lesiono. He permanecido casi dos meses fuera e intenté volver lo antes posible. He estado bien, pero no he alcanzado mi nivel de pretemporada. Así que llegué al Mundial sabiendo que estaba en fase de recuperación aún. He notado que no he estado al mismo nivel. En este Campeonato me he centrado en jugar para el grupo, porque sabía que mi trabajo es muy importante para que el equipo ruede. Todo el mundo tiene su papel y yo he intentado hacer bien el mío.

Cerrado ya este capítulo del Mundial. ¿Cómo va a pasar las Navidades?

En casa, tranquila. Mis Navidades pasan por celebrarlo con la familia, con los amigos, comiendo mucho y poniéndome gorda (se ríe). Sólo voy a estar una semana, intentando descansar, porque el 29 de diciembre tengo Liga otra vez. El 25 comeré con mi familia y no sé si podré tomar el postre, porque luego tengo que coger un vuelo.

¿Cuál es su deseo para 2020? Si lo digo no se cumple, así que no te lo puedo decir... Pero todo el mundo lo sabe. ¿Deseos confesables? Sin duda tener salud, porque no hay éxito si no puedes vivirlo. Si la salud me acompaña, el deseo no confesable se cumplirá.