- A finales de enero, hace apenas dos meses, Iosu Goñi pisaba Pamplona como campeón de Europa de balonmano y era recibido en el aeropuerto por sus familiares y amigos con abrazos, besos y mucho orgullo. El lateral de Barañáin acababa de colgarse la medalla de oro con los Hispanos en el torneo continental celebrado en Austria, Noruega y Suecia. Un título que, además, proporcionaba a España plaza olímpica para Tokio. El jugador del PAUC francés comenzaba el año en una nube, viviendo un precioso sueño. Con las puertas de unos Juegos Olímpicos abiertas de par de par. Poco podía intuir -al igual que nadie- que el mundo se pondría poco después patas arriba, sufriría una pesadilla más propia de la ciencia-ficción, como si de un crimen y castigo se tratase, y acabaría confinado en casa durante días, semanas, para impedir la expansión de un virus.

Goñi lleva desde 2013 en Francia. Concretamente en la ciudad de Aix-en-Provence, ubicada al sureste del país. Allí es donde le ha pillado toda esta pandemia y donde debe cumplir ahora con el confinamiento y con todas las medidas impuestas por el Gobierno de Macron, cada vez más restrictivas, con el objetivo de ir frenando la propagación del coronavirus. Unas normas "parecidas a las de España", según explica el internacional navarro, aunque algo más "permisivas". En Francia, por ejemplo, está permitido salir a la calle a correr, "aunque hay que hacerlo en solitario y sin mantener contacto con nadie".

El de Barañáin cumple a rajatabla con todas las normas establecidas. Apenas pisa la calle y permanece en casa, donde se entretiene como buenamente puede. El ejercicio no falta, como deportista de elite que es, a pesar de las limitaciones. Pero el día es largo y las horas las invierte también en otras actividades como "leer, jugar a la Play Station, al ordenador o cocinar". "Eso sí, procuro evitar muchos lujos en cuanto a los alimentos, porque luego volver a entrenar con unos kilos de más será complicado", advierte. Asimismo, está aprovechando para dormir y para "hablar con amigos con los que no tenía contacto desde hace tiempo" y también "con la familia".

Precisamente, las conversaciones con su familia le permiten estar informado de lo que pasa por aquí. Su hermana, Miren, es una de las heroínas sanitarias y a través de ella conoce de primera mano cómo está la situación. "Mi hermana es enfermera y está trabajando todos los días haciendo pruebas y test. Me va informando y tiene pinta de que esto va a ir a más, aunque estemos confinados. Los casos van a ir aumentando y los fallecimientos parece que, desgraciadamente, también. Por respeto a cómo está trabajando la gente y a cómo se está volcando, los demás deberíamos solidarizarnos e intentar hacer lo que nos dicen, quedándonos en casa", proclama.

A pesar de que el carácter francés, su idiosincrasia, es diferente al de esta parte de los Pirineos, está claro que hay comportamientos que son capaces de traspasar fronteras. Sin llegar a los niveles de aquí, también en el país galo se han producido saqueamientos en algunos supermercados. "De un día a otro se han generado comportamientos un poco egoístas", asegura Iosu Goñi, "de ir a las tiendas y ramplar con todo. Yo vivo en el centro de la ciudad, que es una zona más tranquila, y las dos veces que he ido hasta ahora no ha habido problemas. Pero compañeros de equipo que viven en otros lugares, donde tienen por ejemplo establecimientos de Carrefour grandes, sí que han visto que se daban comportamientos más salvajes. Supongo que a la gente le ha entrado el miedo y eso, a veces, hace más daño que el propio mal en sí", señala.

Aix-en-Provence, situada en la zona de la Costa Azul, es una ciudad turística que ahora mismo "parece un zoológico", donde se ven más animales por la calle que personas. "Impresiona ver así la ciudad", asegura. "Quién nos iba a decir que íbamos a estar confinados en casa, sin saber exactamente cuánto tiempo además€ Es un momento duro, que creo va a marcar historia en la humanidad y toca adaptarse", reflexiona. "Yo no me puedo quejar. Tengo casa, luz, agua, comida, posibilidad de estar conectado gracias a Internet€ Yo estoy bien. Pero hay que pensar en gente de otros países que no tiene todo esto", advierte.

En Francia, las competiciones están suspendidas hasta el 22 de abril en principio, "aunque puede ser más", vaticina. Mientras, no queda otra que tener paciencia. Cumplir con la medida indispensable de quedarse en casa. Iosu Goñi mira con cierta envidia sana lo que pasa en su tierra, cómo la gente es capaz de sacar el lado positivo en medio de tanta oscuridad, tirando de música y juegos desde los balcones. Algo que, de momento, no sucede en Francia. "Yo el otro día intenté hablar con un vecino y se metió para adentro. A lo mejor se imaginaba que le iba a contagiar a 20 metros", bromea. "De vez en cuando canto alguna mexicana en el balcón, pero nada más", dice entre risas. "El ánimo que no decaiga nunca".

"Mi hermana es enfermera y todos los días está haciendo pruebas y test"

Jugador de balonmano