a distancia incrementa la preocupación. Y estar a miles de kilómetros de los tuyos es una situación que te obliga a estar alerta las 24 horas del día. Los siete extranjeros del fútbol sala navarro cumplen su confinamiento aquí con un ojo puesto en la evolución de la pandemia en Navarra, donde los datos indican que empieza a remitir, y otro en Brasil (10.361 contagios) y Argentina (1.451 casos), donde residen sus familias y las cifras de infectados van creciendo.

Tanto los cuatro brasileños de Osasuna Magna (Araça, Bynho, Juninho y Mancuso) como el del Aspil-Jumpers (Thalles), así como los dos argentinos del equipo de Tudela (Trípodi y Andrés Santos), tienen contacto diario con las familias. Para interesarse por su situación allí y para transmitir calma desde aquí.

La mayor preocupación son los padres, algunos enfermos (como la madre de Bynho), las parejas (en el caso de Andrés Santos, Juninho y Thalles) o los hijos (el niño de Araça vive en Brasil). Sólo a Lucas Trípodi y a Mancuso la pandemia les ha sorprendido junto a sus respectivas esposas e hijos, y viven el confinamiento de manera diferente, arropados y disfrutando al menos del tiempo en familia.

No es lo mismo estar solo en casa. Que se lo digan a Araça o Juninho, que admiten responder hasta al presentador de la tele. A Andrés Santos le ocupan la cabeza sus proyectos de profesor en Buenos Aires, trabajo que dejó temporalmente por jugar a fútbol sala, mientras que a Thalles, Juninho y Araça ya les quedan pocas series o juegos por descubrir.

Independientemente de la situación de cada uno, el mejor momento del día es el entrenamiento, que les recuerda que son jugadores de fútbol sala y les permite seguir soñando con volver a la pista.

Mancuso, goleador de Osasuna Magna, tiene 31 años. En la última década ha jugado lejos de Brasil y en los últimos años, en Italia. “Esta pandemia la estoy pasando en casa con mi mujer y mi hija de 9 años. Sólo he salido dos veces, a hacer la compra. Veo los datos de Italia, donde tengo amigos, y España y espero que no sea tan fuerte en Brasil, porque el sistema de salud no es tan bueno como aquí. A ver si por el calor tiene menos incidencia. Esta pandemia nos va a enseñar a dar valor a las cosas simples de la vida”, apunta Diego Brandao, Mancuso.

Es el único brasileño del Aspil. Llegó en enero cedido del Cartagena. Thalles tiene 20 años y vive la pandemia en su piso de Tudela, solo y lejos de los suyos. “Mi novia se fue el 1 de marzo y no sé cuándo podrá volver. Es más difícil de llevar el confinamiento solo en casa pero hay que tener fe y pensar que todo pasará. Entreno mañana y tarde, juego, veo la tele y hablo con mi familia. Ojalá pueda quedarme y jugar más partidos en Tudela, señal de que todo se arregla”.