Se dice, se comenta que el staff técnico de Osasuna se cabreó con la organización del viaje a Granada, más tarde de lo previsto -el equipo llegó a las 14.45 horas, lo que varió los planes (por ejemplo, obligó a la plantilla a comer en Pamplona)-. Es lo que tiene viajar en el día, que a veces se tuerce. Pero, por lo menos, se agradece que ni el míster ni los jugadores consideraran atenuante de la derrota llegar allí solo 6 horas antes del partido. Y lo agradecen especialmente los deportistas amateurs de cualquier deporte: ¿quién no ha llegado alguna vez a un partido sin tiempo material para calentar (o dos horas después, por una huelga de tractoristas que nunca olvidaremos)? ¿Quién no se ha confundido con la hora, o con el polideportivo, o tenido que volver a casa a por las zapatillas o la pantaloneta? ¿O viajado sin la figura del equipo, que se ha quedado dormida o se ha olvidado del cambio horario? ¡Seis horas de antelación! Qué sobrada.