donostia - El partido de El Sadar se jugó en 22 de diciembre. ¿Sabe decirme dónde estaba justo un año antes?

-Sí, claro. En el campo del Arenas de Getxo. La jaula le llaman. Ganamos 0-2 con el Sanse. Recuerdo que, tras el partido, me senté en el autobús junto a Mikel Labaka y le dije: Qué bien. Estas sí van a ser unas navidades tranquilas.

¿No lo habían resultado las anteriores?

-Hubo un par de ellas en las que mi familia me tuvo que sufrir bien sufrido. Terribles... Por ejemplo, las de mi primer año en el Sanse. Y, sin embargo, de cara a las del año pasado volvíamos súper contentos. ¡Cómo vamos a disfrutar!, decíamos. Luego no tuvimos mucho tiempo para hacerlo (risas).

Cuatro días después relevó a Asier Garitano en el primer equipo, con todo el trajín que conllevó el cambio. ¿En 2019 han llegado por fin las fiestas perfectas?

-Sí, te diría que sí. Estas navidades sí que las voy a disfrutar, porque así tiene que ser. El cambio que han experimentado el equipo y el club durante este tiempo ha resultado brutal. Me refiero a todos los ámbitos, e incluyo también el nuevo estadio y todo lo que la afición está viviendo en él.

¿Solo queda rematar la faena con el resultado final de la temporada? Porque, a diciembre, creo que el balance de las sensaciones y de las experiencias ya lo hemos ganado.

-Puede ser. Pero no nos vamos a detener en eso. Estamos creciendo una barbaridad. Lo que estamos consiguiendo resulta increíble. Y también cómo lo estamos consiguiendo. La ambición, en cualquier caso, es terrible, y tenemos ganas de crecer aún más, de mejorar. Debemos darle continuidad a todo esto. Si no, lo que hemos hecho va a quedarse en nada.

Un total de 18 jornadas celebradas. Una clasificación ya fiable, sin casualidades. ¿Podemos poner nombre y apellidos al gran objetivo?

-No. Ojalá en mayo estemos hablando de algo concreto. Pero tendrá que ser entonces, en mayo. Llevamos analizando la clasificación desde la tercera jornada. Y eso no puede ser. También hay que decir que, poco a poco, cada vez se destaca más la trayectoria del equipo, lo que hace sobre el campo. Ahí reside lo que de verdad nos va a permitir o no conseguir algo bonito a final de temporada. De momento, nosotros nos centramos en preparar cada partido como si fuera el último.

¿Hay margen de mejora? ¿Es muy grande? ¿Por dónde pasa?

-Sí. Existe y es muy grande. No tengo ninguna duda. Contamos con margen de mejora yo como entrenador, los futbolistas en lo individual y el equipo como colectivo. ¿Por dónde pasa? Por todo un poco: fase ofensiva, fase defensiva, transiciones, estrategia... La Primera División te exige crecer todas las semanas, trabajando e innovando con el paso de las jornadas.

Un diagnóstico simplista: "La Real ataca bien y defiende mal". No es tan sencillo, ¿verdad?

-Es que yo no creo que defendamos mal. ¿Dónde empieza la fase defensiva? Empieza desde tu posicionamiento. Y este igual nace de tu fase ofensiva. El fútbol es un todo. No cabe distinguir tan a la ligera. Luego está el asunto de la foto de los goles, marcados y recibidos. En ella solo salen unos futbolistas determinados. Pero los que no aparecen también han influido en la jugada, positiva o negativamente. Tenemos un equipo valiente y osado que busca la portería contraria sea cual sea el rival, sea cual sea el marcador. Y esto provoca ciertas facilidades para el adversario si no haces bien la presión tras pérdida o si no estás bien colocado.

¿El repliegue bajo supone una asignatura pendiente?

-Por plantilla, por condición, por las características del equipo... Sufrimos con el bloque bajo, lo cual no significa que no trabajemos este contexto. Lo trabajamos, y mucho. Nos gustaría defender siempre muy arriba, pero a veces no se puede. Así que queremos mejorar este registro, el de juntarnos más atrás, de cara a los partidos en los que toque ejecutarlo. Partidos como el de este pasado domingo.

¿El gran mérito de esta Real reside en que muy pocos rivales han logrado llevarle a ese terreno?

-Sí. Es indudable. Y subrayaría además que venimos consiguiendo imponernos independientemente de los futbolistas alineados. Mira, por ejemplo, la posición de pivote. Empezamos la Liga con Asier Illarramendi, y luego han jugado ahí Zubeldia y Guevara. En el centro de la defensa, Robin Le Normand ha estado muy bien cuando ha tenido minutos. Gorosabel y Zaldua han actuado en el lateral derecho. Y podría seguir. El equipo siempre ha sido el mismo, en Mestalla o en Anoeta ante el Leganés. En Mallorca o en casa contra el Barcelona. Lo trabajado en Zubieta se ha visto en muchas fases de la gran mayoría de los partidos. Para un entrenador, poder decir esto es lo máximo. Y aún así, mira...

¿Qué tengo que mirar?

-Que nos ha dado para sumar 31 puntos. Está muy bien, ¿eh? Pero no nos conformamos.

¿Echa en falta alguna victoria en casa ante equipos que se han cerrado cerca del área?

-Se ha hablado mucho de lo que nos cuesta jugar partidos como el que describes. El del Leganés en Anoeta, por ejemplo. Pero yo creo que aquel día sí fuimos capaces de generar lo suficiente para ganar. ¿Qué ocurrió? Que no estuvimos acertados de cara a gol. Si lo llegamos a estar, nadie diría ahora que se nos atragantan los rivales replegados. Muchas veces, el resultado condiciona los análisis. En mi opinión, el equipo ha sabido interpretar todos los encuentros. O casi todos los encuentros. Las excepciones están en el derbi de San Mamés, en algunos minutos en el campo del Sevilla y en determinadas fases del partido de El Sadar. Pero hablamos de momentos muy concretos de la temporada. Y escasos. Aquí nadie es capaz de imponerse durante 90 minutos todos los fines de semana. Ni siquiera el Madrid. Ni siquiera el Barça. Nuestro mérito reside en que, sin conseguirlo nosotros tampoco, algo sí nos hemos acercado.

¿Es su Real un equipo moderno?

-No lo sé. Es la Real. Nuestra Real. Y estoy muy contento de que, entre todos, hayamos sido capaces de llegar a hacer lo que estamos haciendo. La ejecutamos en su día con el filial, en Segunda B. Pero es que ahora, ya en Primera, se ha plasmado en resultados, en goles, en diversión, en ilusionar a la gente... Cuidado, se ha plasmado hasta el día de hoy. Ahora le tenemos que dar continuidad a lo conseguido.

¿Qué ha primado a la hora de crear este equipo? ¿Sus ideales como técnico o la adecuación a las herramientas disponibles?

-Ha habido un poco de ambas cosas. Parte de la plantilla estaba ya configurada antes del verano. Con futbolistas, además, de un perfil muy concreto. Luego intentamos acertar con los fichajes. Y en esto la comunión con Roberto Olabe y con la directiva resultó terrible. Pienso que logramos realizar muy buenas incorporaciones. No solo en el plano deportivo, también en el personal. A partir de ahí, con los integrantes del equipo ya definidos, nos propusimos dar forma a la idea, trabajarla, dotar de herramientas a los futbolistas. Aunque las características de estos también nos llevaron a matizar cosas y a hacer del estilo definitivo un camino a seguir.

La profundidad de Portu e Isak, los lanzamientos de Odegaard... Para ganar profundidad hacía falta esta quinta marcha.

-Bueno ya. Pero para poder meter la quinta tienes que poner antes la primera, la segunda, la tercera... Empiezas desde abajo. Está claro que, muchas veces, las individualidades marcan un partido. Y que nosotros tenemos calidad y variedad de perfiles como para desequilibrar encuentros. Pero yo me quedo con que el equipo, como colectivo, está aprendiendo a leer los contextos que encuentra sobre el campo, y con que cada vez es más rico en lo táctico.

Voy con el tema de los riesgos y de la exposición en la salida de balón. ¿Dan más de lo que quitan?

-Es que... (se para a pensar). Me viene a la cabeza el gol que nos hizo el Eibar en Anoeta. Y poco más. Tanto en mi primera etapa con el equipo como en esta segunda hemos empezado siempre las jugadas de forma similar. Y no sé decirte cuántas dianas más hemos recibido por actuar de esta manera. ¿Riesgos? Yo no utilizaría esa palabra. Porque las cosas las hacemos desde un criterio y desde un equilibrio. Respondiendo a tu pregunta, jugar así nos da bastante más de lo que nos quita. Es parte de una idea que no es fácil y que exige a los futbolistas muchísima personalidad. Pero con ella hemos logrado que el aficionado se enganche al equipo y a sus partidos.

Portería. Remiro y Moyá. ¿Cuánto ha habido de plan preestablecido y cuánto de gestión del momento?

-Todo se ha basado en la gestión del momento, de los momentos. Yo empecé la temporada con tres porteros: Remiro, Moyá y Zubiaurre. En verano no sabía cuál de los tres iba a jugar en Mestalla, en la primera jornada. Se dio por hecho que Álex iba a ser el titular. De antemano. Pero eso resulta impensable para un entrenador. Aposté por Moyá porque entendí que se lo había ganado. Y desde entonces siempre he seguido el mismo criterio: alinear el once que he estimado mejor para ganar. Ahora está jugando Remiro.

Centro de la defensa. ¿Le gustaría contar con algún elemento más para que Llorente no deba jugar a perfil cambiado?

-Con Diego se está siendo injusto. Claro que le influye jugar en el lado izquierdo. Aunque sus números están siendo muy buenos: en las disputas, en los duelos ganados, incluso en la salida de balón... Es diestro y nosotros jugamos como jugamos, de forma atrevida. Sufre. Pero a alguien tenía que sacrificar para ocupar esa demarcación. Por cualidades y por características, yo he entendido que debe ser él. Trabajamos todos los días para que nos aporte ahí.

Porque Sagnan no cuenta...

-Sí, pero hay que analizar cuál es su situación. Tiene 20 años. Viene de la segunda división francesa, de un nivel inferior. Ha sufrido lesiones. No le ha ayudado nada la forma en la que ha aterrizado en el club. Su futuro invita al optimismo. Y poco a poco se va adaptando. Estoy contento con la plantilla de la que dispongo. Es la que tenemos. Y es la que nos ha llevado a sumar 31 puntos, siendo reconocidos por los rivales y por nuestra propia afición.

¿Qué pasará cuando se recupere Asier Illarramendi? ¿Le generará un problema?

-Bendito problema. Se lo tendrá que trabajar duro para poder entrar en el equipo. Como te decía antes, esta Real es reconocible juegue quien juegue. Compite siempre. Se trata una gran noticia.

Willian José e Isak son muy distintos. ¿Qué decanta que se decida por uno u otro?

-Los dos están apretando. Y, cada cual a su manera, lo está haciendo fenomenal. Hablamos de delanteros diferentes. Pero, en cierto modo, también tienen cosas parecidas: interpretan bien el juego, son buenos a nivel táctico y saben moverse en contextos de ataque posicional. Además, se van adaptando a nuevos movimientos que les pedimos. Ahora Willian también puede mostrarse vertical y pisar área más de lo que acostumbraba. Ha tenido ocasiones, ha estado ahí, y podría llevar más goles de los que ha marcado. E Isak, que tiene una calidad brutal, cuenta con un margen de mejora impresionante. Estoy contento con la competencia que se ha generado entre ambos.

Ander Barrenetxea y Aihen Muñoz apenas compiten. ¿No está reñido esto con su crecimiento?

-Es que si juega Barrenetxea igual tengo que quitar a Oyarzabal. O a Portu. O a Januzaj, que es quien también está sufriendo ahora por no contar con minutos. Me hablas de futbolistas jóvenes cuya etapa en el filial ya ha terminado. Creo que esto resultaba claro en cuanto a Aihen. Y, respecto a Ander, en verano optamos por subirle al primer equipo con toda la responsabilidad del mundo, pensando en que no solo se mejora compitiendo. Por nuestra manera de entrenar y por cómo está él de arropado, también puede progresar trabajando a diario en Zubieta.

Sus alineaciones vienen promediando la presencia de cuatro canteranos. ¿Le importa?

-Me importa el día a día. Después, a la hora de confeccionar el equipo, no miro a cuántos canteranos pongo. Cuantos más haya en la plantilla, mejor. Y tenemos los que tenemos. Debemos estar orgullosos de todos ellos. Pero el porcentaje de jugadores de la casa no me condiciona al hacer el once. Lo decido enfocado a ganar el partido del fin de semana.