El Interescolar es un torneo diferente, y eso se siente. Estas mañanas de Navidad se respira un clima especial en Tajonar, algo que se echó en falta el año pasado. La emoción y las ganas que ponen los jugadores crean ese ambiente característico. No cualquier día se juega un torneo de este calibre. También lo sienten de la misma manera los entrenadores, un pilar fundamental en este campeonato.

Rodrigo Fernández de Barrena entrena a La Compasión. Toda su vida ha estado ligada al fútbol y, además, desde los últimos diez, como entrenador. A finales de la temporada pasada dejó las filas del Beti Kozkor, tras ocho años consecutivos, para iniciar una nueva andadura en el Izarra. Sin embargo, no fue una travesía muy larga. Abandonó el club después de cinco meses en los banquilos. Ahora, alejado de la alta competición y de la presión, entrena a jóvenes jugadores en el torneo del Interescolar.

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Última jornada de grupos del Interescolar

Se trata del tercer año consecutivo que dirige a chavales en este torneo. "Nos lo pidieron como favor, y estamos muy contentos de repetir la experiencia", declara Rodri. Se muestra contento y satisfecho con el desarrollo del campeonato: "De momento no hemos tenido ninguna baja por casos de covid. Todos los jugadores se encuentran disponibles y, además, los resultados nos están acompañando. Los chavales muestran mucha ilusión".

Rodri también jugó el Interescolar cuando era joven. Tiene el recuerdo de que "es un campeonato que te marca para toda la vida". En la charla previa al partido siempre les da dos consejos fundamentales: "Que disfruten y que se comporten bien con el árbitro, los compañeros y los rivales". Por otro lado, se muestra muy alegre con la ilusión que están demostrando los chavales. Más allá que una competición, lo califica como "una experiencia inolvidable".

Con su nueva vida de entrenador, Rodri siente que tiene tiempo aparte del fútbol: "Ahora disfruto de otras cosas que igual tenía dejadas de lado, por la exigencia de entrenar en esas categorías. Le estoy sacando mucho gusto a no entrenar, aunque mato el gusanillo con los chavales y, sobre todo, con este campeonato que tanto me gusta". Sin embargo, admite que echa de menos levantarse los sábados previos a los partidos "con ese cosquilleo en el estómago". A pesar de no ejercer como entrenador con la misma intensidad, sigue viendo fútbol ya sea desde casa o desde la grada de los estadios