La verdad es que es divertidísimo pensar cómo estaría ahora el campeonato si Marc no existiera, directamente. Porque pareciera que el resto hubieran comprado un bono de temporada para esta atracción de feria y cada domingo la disfrutaran. Gana Rins y Suzuki, luego desaparecen durante tres carreras. Que es cuando Ducati, que estaba mostrando su versión más gris, coloca a dos pilotos en el podio. Y Yamaha, pues progresa adecuadamente, pero tiene de vez en cuando pasos atrás, como el podio perdido ayer, y la discreta actuación de Rossi y su emergente estrella Quartararo. Pero es que Honda, sin Márquez, no está mejor. La siguiente en la clasificación fue Cal en sexta posición. Y Jorge, el 20º?

Excluyendo al extraterrestre, la inconsistencia y fragilidad es la tónica general en el resto de parrilla, incluyendo la propia Honda. El propio Marc reconoció el sábado que lo único que pidió a Japón para la moto de 2019 era más motor, nada más. Que ya se encargaría él del resto.

Efectivamente la Honda ahora corre más, acelera más. Una moto ya de por sí difícil, dura, tosca, que cuesta meter en curva, y que antes hay que frenarla como si no hubiera mañana. Perfecta para el estilo desbocado, vistoso pero poco ortodoxo de Stoner (perdón, de Márquez). Por eso la cara del pobre Lorenzo cada vez que le toca lidiar con la prensa. La antítesis a su estilo, fino, de paso rápido por curva, poco frenador. Ahora sabe que nunca podrá destacar con esta moto, teniendo además en cuenta sus limitaciones físicas. Y que además, cuando acabe el vigente contrato con HRC (sea en 2020 o sea este mismo año anticipadamente), la nada.

El campeonato marcha ahora a su tradicional gira asiática. Circuitos de corte moderno, rápidos y muy anchos, junto con la fantástica Phillip Island. Solo estamos seguros de una cosa, que Marc estará peleando para ganar allí. El resto, ni idea.