ebido a la incertidumbre por el posible aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio, previstos para este verano (del 24 de julio al 9 de agosto), hay un grupo de deportistas que está especialmente atento al devenir de los acontecimientos que provoque los efectos de la pandemia del coronavirus: los que disputarán los últimos Juegos de su vida.

“Si tuviera lugar un aplazamiento en lo que queda de 2020 simplemente significaría retrasarlo todo. Pero si se aplazara al 2021 o al 2022 sería otro escenario en el cual mi participación quedaría a expensas de cómo esté mi condición física entonces y de si me respetan las lesiones. Y cada año es más difícil resguardarse de ellas”, explica Chuso García Bragado (Madrid, 1969).

Bragado, a sus 50 años, si finalmente participara en los 50 kilómetros marcha en Tokio, sumaría ocho Juegos en su carrera (los primeros fueron los de Barcelona, 1992) y así superaría a la jamaicana Merlene Ottey como el atleta que ha disputado más en la historia.

En una situación similar se encuentra Dani López Pinedo (Barcelona, 1980), el portero de la selección española de waterpolo, quien en Tokio participaría en sus terceros Juegos. “Seguro que serán los últimos para mí. Si se celebran este año iré y si los aplazan uno o dos años, ya será más complicado. Pero, de momento, me encuentro bien físicamente”, dice.

Por su parte, Maialen Chourraut (Lasarte-Oria, 1983), la piragüista que en los Juegos de Río consiguió el oro en la modalidad de eslalon en K1 y el bronce en Londres, no quiere plantearse los de Tokio como los de despedida, aunque lo puedan ser. Así lo afirma: “Simplemente son los Juegos que ahora están presentes y para los que me he clasificado”. En los siguientes, los de París 2024, llegaría con 41 años.

Quien sí tiene claro al cien por cien que son los últimos es David Alegre (Barcelona, 1984), jugador de la selección española de hockey hierba. “Serán mis últimos Juegos. Aunque es verdad que si en Río me hubiesen preguntado si eran los últimos también hubiese respondido que sí. Nunca sabes lo que puede aguantar el cuerpo y, en este caso, ha aguantado. Pero, a partir de ahora, ya entran en juego las prioridades vitales y tengo otras cosas por hacer que hasta ahora he dejado de lado”, admite.

Los cuatro deportistas han visto cortadas de golpe sus preparaciones para los Juegos, como el resto de olímpicos españoles, por culpa de la pandemia del coronavirus. Este es un contratiempo importante para todos, pero especialmente para los que se dedican a los deportes de agua. “El cuerpo técnico del club (el waterpolista Dani López Pinedo juega en el Atlètic Barceloneta) nos ha confeccionado una preparación física en seco para llevarla a cabo con los instrumentos que tengamos en casa. Hacemos cuatro sesiones diarias de entrenamientos. Físicamente vamos a mantenernos, pero otra cosa son las sensaciones en el agua, que las vamos a perder durante estas semanas”, reconoce el jugador.

En la misma línea se expresa Chourraut: “Nunca he estado tanto tiempo sin tocar una piragua como el que me veré obligada a estar ahora. El día antes del parto de mi hija subí a una piragua y dos semanas después ya volví a subir otra vez”.

La piragüista vasca, que está confinada en la Seu d’Urgell, explicita su frustración por vivir muy cerca del río Segre y no poder entrenarse. “Con tener una lámina de agua me conformaría, pero las órdenes son que nos quedemos en casa y éstas son iguales para todo el mundo”, señala Chourraut. Mientras tanto, en su hogar pone en práctica sesiones de entrenamiento de mañana y tarde con el objetivo de evitar lesiones en la vuelta a la competición.

A García Bragado es habitual verlo marchar por la ribera del río Besòs (vive en Sant Adrià del Besòs), pero también en la escuela de atletismo de El Prat de Llobregat o en el CAR de Sant Cugat. “Cuando volvamos a la actividad habitual yo creo que tendremos que hacer como si empezáramos de nuevo la temporada, porque me temo que estaremos algunas semanas más que 15 días”, considera el atleta madrileño, quien en condiciones normales acumula una media semanal de entre 120 y 140 km marchando.

Alegre también está siendo creativo a la hora de entrenarse en su hogar. “Estoy utilizando el sofá, las sillas y las botellas para poder hacer ejercicios que me sean útiles”, explica. Vive en un piso de 60 m2 con un pequeño balcón al que le da el sol por las mañanas. “A la preparación física le dedico entre una y una hora y media al día”, reconoce. El resto del tiempo laboral lo dedica a teletrabajar desde casa para una empresa distribuidora de marcas deportivas.

Estos cuatro no son los únicos deportistas españoles que pueden disputar sus últimos Juegos en Tokio. También entran en este grupo otros ilustres como Raúl Entrerríos (39 años), quien ya ha anunciado que se retirará del balonmano después de esta competición; la campeona de Europa de halterofilia Lidia Valentín (35 años); y Mireia Belmonte (29 años), la nadadora española que más trofeos ha obtenido en competiciones internacionales.

Lydia Valentín, con Tokio en la cabeza. Lydia Valentín, tres veces medallista olímpica de halterofilia, reconoció ayer que “cada día” piensa en “si se van a celebrar los Juegos de este verano o no”, consideró que “pase lo que pase será lo mejor para todo el mundo”, aunque mostró su deseo de “ir en igualdad de condiciones”. “Tenemos que tener paciencia, ser conscientes de que es un problema muy grave y sólo se puede solucionar con la solidaridad de todo el mundo”, indicó la deportista leonesa.

“Nunca sabes lo que puede aguantar el cuerpo y, en este caso, ha aguantado”

Jugador de hockey hierba

“Estos son los Juegos que ahora están presentes y para los que me he clasificado”

Piragüista

“Físicamente ahora nos mantenemos, pero las sensaciones en el agua las vamos a perder”

Portero de waterpolo

“Si se retrasan, quedaría a expensas de cómo esté mi condición física y de las lesiones”

Atleta