esde hace ya unos cuantos años, cada viernes desde septiembre a junio vengo puntual a esta charla con ustedes. Vaya por delante decir que disfruto mucho contándoles cosas, historias, opiniones, anécdotas o simplemente vivencias que el mundo del fútbol nos ofrece día sí y día también.

Nuestro deporte, que tiene una fuerza descomunal allá por donde pise, también tiene sus momentos de debilidad o sus puntos débiles.

Si les pregunto lo que es el fútbol, tendré muchas contestaciones, un deporte y un negocio seguro que se llevan la palma y seguro que alguien también me diría que son 22 tíos pegándoles patadas a un balón€ En fin.

Al igual que si fuera un dado, el fútbol tiene muchas caras y con todas nos toca vivir.

Actualmente la cara del negocio es la que manda y por eso nadie está disfrutando como antes, ni los protagonistas ni los espectadores. Nos sentamos a ver los partidos como siempre, pero hay que reconocer que los partidos no son como siempre€ Ni mucho menos.

Las otras caras del dado son las que más nos gustan a todos y las que tanto nos hacen vibrar. Como deporte, el fútbol es el rey, con un solo balón y dos chaquetas en cualquier sitio del planeta habrá siempre un partido. Como juego, más de lo mismo. Les aseguro que en un kilómetro a la redonda habrá un niño jugando con un balón y usted ni lo sepa.

Sin duda, la cara que me gusta más de ese dado es la pasión que el fútbol genera en nosotros.

Me da igual en una conversación de bar de pueblo que en la oficina técnica de un equipo de Primera División, me da igual que juegue el Real Madrid que los benjamines de dicho pueblo. El fútbol es pasión y ojalá siempre que tiren el dado les caiga por esa cara.

Hoy es mi última charla de la temporada y me despido habiendo visto esta semana que en agosto nuestro fútbol volverá a entrenar y en septiembre a competir si todo va normal€ Que así sea, por favor.

Les dejo con el calor y con el fútbol, aunque sea solo en la pequeña pantalla. Espero que a mi vuelta muchos más pisen ya la hierba. Feliz verano a todas y a todos. Recuerden que sin pasión nada merece la pena. Ni siquiera el fútbol. El autor es técnico deportivo superior