En un párrafo

os boicots deportivos eran antes tan sencillos como rotundos: “No vamos”. Ni políticos, ni deportistas. Nadie. Pero ahora, en estos tiempos de profundas interrelaciones mundiales, se tira de simbología: Estados Unidos y media docena más de países boicotean los Juegos de Invierno de Pekín, por la vulneración de derechos humanos en China, pero lo hacen solo de forma diplomática: sus deportistas siguen yendo, pero no van los políticos. Nos imaginamos a las autoridades chinas preocupadísimas por semejantes ausencias. Un dramón. Y el resto de países tienen tantos intereses económicos y políticos en China que no se atreven ni a hacer ese mínimo gesto, no vaya a ser que les corte algún suministro vital. El miedo es libre y la economía, prudente. Pero, en todo caso, la verdadera duda es: ¿cuándo se va a acordar que a países como China o Qatar no se les adjudique ninguna gran competición para evitarnos estos bochornos?