Así salimos de la crisis en los 80 (8% de devaluación de la peseta en diciembre del 1982). Así salimos de la crisis en los 90 (devaluaciones sucesivas para la peseta,en septiembre y diciembre de 1992 y en mayo de 1993 pasando el cambio de 65 a 79 pesetas por marco). La economía española es inflacionista y la pérdida de competitividad es uno de sus problemas estructurales. Los precios crecen más deprisa aquí que en otras partes y tenemos dificultad para vender fuera lo producido aquí. Nuestro déficit de la balanza comercial refleja este desequilibrio estructural. La devaluación era la solución en tiempos de crisis; nos hacía más baratos para el resto del mundo y nos devolvía la competitividad perdida.
¿Y cómo saldremos de la primera crisis del siglo XXI? El mundo es una economía cada vez más globalizada. En la competencia por ganar mercado, salimos perdiendo frente a rivales o tecnológicamente superiores (Alemania, Japón), o con costes de producción y precios claramente inferiores (China, India).
La imposibilidad de utilizar la devaluación (de momento) nos deja dos soluciones alternativas, ambas difíciles de implementar. La primera es un ajuste nominal de salarios y precios a la baja (propuesta de Krugman). Si somos un 20% más baratos (por ejemplo), venderemos más, exportaremos más y recibiremos más turistas. Generaremos empleo y la demanda interna (consumo, inversión) se recuperará. Creceremos. La otra alternativa es la reestructuración de la economía. Abandonar las empresas poco competitivas (privadas o públicas), sin futuro, para apostar por los sectores que puedan liderar la recuperación. Invertir en energías renovables para exportarlas. Invertir en biomedicina para exportarla. Invertir en tecnologías punteras para exportar los productos resultantes. Pero ser como Alemania no resulta fácil y el periodo transitorio es socialmente costoso (más paro) y políticamente incorrecto.
Así que el escenario más realista sigue siendo la devaluación, por suerte o por desgracia. En este caso el ajuste será algo más traumático que en ocasiones precedentes. Porque antes llegaría la crisis monetaria-financiera, el abandono de la zona euro, la creación de la nueva moneda y el corralito temporal. Los financiadores de Europa se están cansando de poner dinero para cubrir los desequilibrios de los PIGS. No hay posibilidad de un rescate a España (muy caro, no hay fondos ni garantías). El tiempo se agota. La devaluación, impensable hace unos años, parece que se acerca.
* Profesor de Economía de la UPNA