En Cinfa, como en la industria farmacéutica, la calidad del producto es una. "O vale o no vale", explica Ignacio Marco, director industrial desde 2007 de la empresa navarra, líder en fabricación de genéricos y una de las que más empleo ha creado en la Comunidad Foral en los últimos 15 años. De los 137 empleados con los que contaba en 1997 a los alrededor de 900 de la actualidad. Y con numerosos proyectos encima de la mesa.

"La clave es esa, tener nuevos proyectos, creciendo en volúmenes y con medicamentos más complejos", dice Marco, quien está al frente de un equipo de 450 personas repartidas entre producción pura y logística. Y las cifras que maneja son enormes. Solo en enero, junto a septiembre uno de los meses con mayor actividad en la compañía, salieron de la línea de Olloki cerca de un millón de unidades diarias, con destino tanto a mercados lejanos en 50 países distintos como a 20.000 farmacias de toda España que realizan pedidos continuos "y a las que no se puede desabastecer. La prioridad es el servicio". Un modo de actuar que ha llevado a Cinfa a facturar más de 335 millones de euros en 2013.

La cadena comienza en Huarte, en la sede desde 1981 de un laboratorio creado en 1969 por un grupo de farmacéuticos que se popularizó en los hogares con el agua oxigenada. Desde la planta del polígono Areta, un camión que viaja continuamente de una a otra planta transporta los medicamentos hasta Olloki, donde son encapsulados e incluidos en los estuches sin que nadie los toque. "No podemos competir con china en mano de obra que no aporta valor, por eso queremos gente que trabaje en equipo y de manera autónoma, con la máquina, que sea capaz de solucionar los problemas que vayan surgiendo. Para ello hay que formar a la gente. Y eso nos lleva cerca de tres meses", dice Marco, ingeniero industrial por la escuela de San Sebastián y que hizo hasta 2007 su carrera dentro del sector de la automoción. "De este sector te traes las formas de trabajo, la mejora continua, la reducción al máximo de los desperdicios", cuenta.

Limpias hasta la exageración, con rodapiés de media caña que evitan la acumulación de porquería, las instalaciones de Cinfa en Olloki no solo se dedican al encapsulado y empaquetado de los medicamentos genéricos convencionales por los que apostó Cinfa en 1996 y que explican su evolución. En la más reciente de las naves, en funcionamiento desde 2008, se fabrican los medicamentos oncológicos e inmunosupresores (para trasplantes) que suponen la gama de mayor valor añadido. La empresa apuesta por ellos, así como por los productos de belleza y los nutricionales, como vía para seguir creciendo y ganar nuevos mercados.

"Estos productos solo se pueden desarrollar si se reinvierte el 90% de los beneficios, como sucede en Cinfa", explica Marco, quien destaca asimismo la organización de la empresa en diversas unidades de negocio, cada una de las cuales cuenta con sus propios responsables y sus líderes de mejora continua. Una cultura que impregna la empresa incluso en sus pasillos, donde cuelgan paneles con los resultados mensuales. "De este modo, si tenemos un problema o una carga especial de trabajo la gente lo sabe y lo entiende".

Almacén automatizado. Se puso en marcha en 2010 y fue ampliado en 2012, aportando eficiencias y permitiendo destinar al personal a otras labores. "No se destruyó empleo", dice Ignacio Marco.

Trazabilidad. Mediante códigos de barras que son leídos por las propias máquinas es posible conocer el origen del producto y su destino. Las máquinas pesan también los estuches y rechazan aquellos que lo superan o no llegan, aunque la diferencia sea de unos gramos. Es el modo de saber que se envía exactamente aquello que se ha pedido.

Proyectos con empresas navarras. Una de las líneas de Olloki fue montada por la ingeniera Uscal, y Cinfa desarrolló un proyecto para imprimir en aluminio junto a IN2.

ignacio marco "Formar a alguien lleva tres meses"

En Cinfa, el objetivo es que el personal "aporte valor". Por ello, durante los tres primeros meses de trabajo recibe formación.