Un pez cebra llamado Ikan
Ikan Biotech está inmersa en obtener una patente de control de infecciones en UCI, en un proyecto oncológico del que puede lograr cinco millones de euros y en presentarse en Nueva York en noviembre
hace años, pacientes que sufrían artritis reumatoide murieron de infarto. Investigaciones posteriores con peces cebra demostraron que el fármaco que consumían estas personas para aliviar la inflamación de las articulaciones provocaba los ataques al corazón, ya que el comportamiento de estos animales se asemeja mucho al de los seres humanos, porque compartimos con ellos más de un 75% del genoma.
“Durante los primeros días de vida, el pez cebra es transparente, una característica idónea para investigaciones cardiacas, por ejemplo”, explica Roberto Díez-Martínez, biólogo y bioquímico que fundó en 2015 Ikan Biotech, una empresa biotecnológica dedicada a investigar con peces cebra en diferentes áreas como la de infecciones, oncología, medio ambiente o alimentos funcionales, con su marca comercial The Zebrafish Lab.
La idea de negocio surgió cuando Roberto, natural de Palencia pero afincado en Pamplona, realizaba el postdoc entre la Rockefeller University de Nueva York, en la que conoció al profesor Vincent Fischetti, y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid. Este navarro de adopción de 33 años es el primero en reproducir una enfermedad infecciosa -la neumonía- en un pez cebra.
Roberto se embarcó en este proyecto con su primo vallisoletano Rubén Díez Punzano, diplomado en Ciencias Empresariales y titulado MBA, de 31 años. “Formamos un equipo multidisciplinar: él se encarga de la parte financiera y yo de la científica”, explica Díez-Martínez, quien posteriormente contactó con Iranzu Lamberto Pérez para reforzar el área de investigación contra el cáncer. Esta bióloga y bioquímica, de 31 años, conoció a Roberto en la Universidad de Navarra cuando ella hacía la tesis y él, la tesina. Aceptó entrar como socia en la empresa tras regresar de su postdoc en Alemania, donde trabajó en el área de oncología con el profesor y premio Nobel de Biomedicina en 2008, Harald zur Hausen, quien encontró la relación entre la infección del papiloma humano y el cáncer de cuello de útero. Iranzu, natural de Larraga, recuerda que este proyecto pionero con peces cebra era la única vía de ejercer como investigadora “en casa” sin tener que “exiliarse”.
Desde su sede en el vivero de Cein, Roberto, como director general de Ikan Biotech; Rubén, como responsable financiero; e Iranzu, al frente de la dirección científica, han constituido este equipo al que se ha incorporado recientemente la farmacéutica salmantina Ana Romo Rivero de 28 años como ayudante de investigación -por medio de las subvenciones para tecnólogos del Gobierno foral- y el brasileño Bruno Corsini, experto en microbiología, de 35.
Roberto confiesa que decidió instalar la empresa en Navarra por una vinculación personal y porque “esta Comunidad es una de las que más impulsa el emprendimiento tras la CAV y Catalunya”. Sodena les concedió este año un préstamo participativo de 35.000 euros que ya se ha ampliado hasta los 100.000 por su perfil: un modelo de investigación más rápido, fiable y menos costoso -entre tres y cuatro veces más barato que un estudio con mamíferos-. “Un proceso tumoral y su tratamiento en ratones puede prolongarse tres meses; en cambio, con el pez cebra se tarda seis días”, resalta Roberto, quien en unas semanas viajará a Nueva York para presentar ante el mundo científico Ikan Biotech.
Su asesor y profesor Vincent Fischetti les ha invitado a un congreso internacional que abordará la búsqueda de una alternativa a los antibióticos para infecciones bacterianas en hospitales, con problemáticas de resistencia. “Somos pioneros en este campo y expondremos nuestra empresa ante los mayores especialistas del mundo”, cuenta. En línea con esta biotecnología, han solicitado una patente nacional para el control de infecciones en UCI consistente en una plataforma que acorta el tiempo a la hora de determinar cuál es el medicamento más eficaz para el paciente.
Durante su estancia en Nueva York, simultáneamente participarán en un congreso contra el cáncer, a través de un cliente, el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba. Actualmente, Ikan está inmerso en un proyecto oncológico del que pueden obtener una financiación de cinco millones de la UE para 2017 y 2018, dinero del que se beneficiarán empresas navarras a las que tendrán que subcontratar. Y esta misma semana, el Gobierno foral les ha concedido una ayuda de casi 80.000 euros para un proyecto de I+D sobre cáncer, concretamente referente a la leucemia mieloide aguda. Y es que Roberto habla claro: “Me da rabia que tras años de formación, el conocimiento se lo lleven otros países. No quería eso y emprendí para investigar y generar empleo y riqueza en Navarra”.
Roberto Díez-Martínez, director general. Doctor en Biología molecular, Bioquímica y Biomedicina. Palencia, 33 años.
Rubén Díez Punzano, director financiero. Diplomado en Ciencias Empresariales y titulado MBA. Valladolid, 31 años.
Iranzu Lamberto Pérez, directora científica. Doctora en Biología Celular y Molecular y licenciada en Bioquímica y Biología Fundamental y Sanitaria, especialista en servicios oncológicos. Larraga, 31 años.
Ana Romo Rivero, ayudante de investigación. Farmacéutica, especializada en bioquímica clínica y en microinyecciones. Salamanca, 28 años.
Bruno Corsini, investigador asociado. En enero será doctor por la Universidad Complutense de Madrid, experto en microbiología. Brasil, 35 años.
Sector público y privado. Nilsa, Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, CSIC, CIMA, Navarrabiomed o la empresa de alimentos funcionales Research Diets, etc.
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