pamplona - Benito Jiménez Cambra, fundador y director general de Congelados de Navarra, recibió ayer el Premio Empresario del Año 2017, que otorga Negocios en Navarra desde hace 27 años y patrocina CaixaBank. Esta distinción coincide con el 20º aniversario de la compañía, especializada en la elaboración de verduras congeladas, que prevé superar los 200 millones de facturación este año, un nuevo récord.

El primer proveedor europeo de brócoli y un referente en la comercialización de verduras prefritas y asadas congeladas distribuye a más de 50 países, “cada semana aparece un país nuevo”, confesó Benito Jiménez. La exportación representa dos tercios de su facturación. “El primer kilo de brócoli que vendió Congelados de Navarra fue a Alemania”, recordó como anécdota este empresario, en compañía de Íñigo Antón, director de I+D y Marketing de la firma ribera, antes de la entrega del galardón en el hotel Tres Reyes, en Pamplona.

Entre 2014 y 2017, Congelados de Navarra ha pasado de facturar cien a 200 millones; de 105.000 a 220.000 toneladas; y de 550 a unos 800 empleos. “Los empresarios tenemos una misión en la vida: mejorar el empleo, generar riqueza y contribuir al bienestar de la sociedad”, señaló Benito Jiménez una vez que recibió el galardón de manos de la presidenta del Gobierno foral, Uxue Barkos. Desde el atril, se confesó “mejor empresario que conferenciante”, y en su discurso se acordó emocionado de su familia, presentes en el acto: su mujer, Ana Carmen Jaso; dos de sus cuatro hijos, Juana y Benito; sus padres, José María y Ángela; sus hermanos, Juan y José Mari; y sus suegros, Ángel y Josefina. También tuvo una mención especial a toda su plantilla. “Me gusta escuchar la opinión de mi equipo, porque las decisiones se adoptan en conjunto”, explicó.

la revolución tecnológica Antes de su reconocimiento, Benito Jiménez y el resto de invitados al acto, unas 300 personas del ámbito empresarial y de negocios de Navarra, escucharon la ponencia del presidente de Deloitte España y miembro del comité ejecutivo mundial de la compañía, Fernando Ruiz, titulada La transformación digital, la robotización, la inteligencia artificial y el mercado de trabajo. Ruiz advirtió de que la actual revolución tecnológica se está produciendo en un plazo corto de tiempo, un hecho que no ocurrió con la máquina de vapor, el automóvil o la luz eléctrica. “Al ser más rápido, las dificultades para adaptarse son mayores”, destacó.

Ruiz ofreció varios ejemplos que muestran la velocidad de propagación de la era tecnológica: los petroleros portaban antes piezas por si sufrían alguna avería, ahora viajan con impresores 3D, que antes costaban 40.000 dólares y ahora 300, para que si se encuentran en esa situación, fabriquen la pieza requerida en el momento. En Canadá la inteligencia artificial resuelve litigios sin necesidad de abogados. El 50% de los empleos actuales van a desaparecer por robots -ordenadores que se programan para sustituir trabajos de menor valor añadido-; y los drones se van a utilizar en la distribución, entre otros avances.

El presidente de Deloitte enumeró los tres retos que se deben afrontar ante esta revolución: construir una gobernanza global para dirigir estos cambios; regular para que las empresas tradicionales y las digitales compitan en igualdad de oportunidades y modificar el sistema educativo para ser capaces de preparar a personas que aporten un valor diferente a las máquinas, porque contra ellas no se va a poder competir. Explicó que la sociedad se dirige a realizar trabajos autónomos, pero manifestó que las actuales compañía digitales están precarizando los empleos, una realidad que se debe corregir con la aprobación de normativas. Ruiz adelantó que “las capacidades adquiridas en una carrera van a servir solo para cinco años, ya que las personas se van a tener que formar continuamente”.

El presidente de la CEN, José Antonio Sarría, también hizo referencia al “cambio vertiginoso de la sociedad” y destacó que los empresarios deben reflexionar para adaptarse; y que hay que mejorar la productividad y fomentar la responsabilidad social corporativa para que las empresas mejoren el entorno en el que se mueven. El premiado Benito Jiménez no obvió este principio y puso en valor “la tarea de cada empresa por el bienestar social”. Para ello ejemplificó con la misión del padre jesuita Gárriz, de 87 años, en Mandali (La India) desde hace 68. “¿Con su labor allá, cómo no nos vamos a mover para desarrollar industria en otros países?”, destacó. La presidenta Uxue Barkos mostró su conformidad con lo escuchado y aprovechó para transmitir un mensaje ante la inteligencia artificial: “Las máquinas no nos van a arrebatar la pasión por el trabajo y los valores”.