Pamplona - Volkswagen Navarra presentó ayer en el palacio de congresos Baluarte el nuevo T-Cross, el segundo modelo de la fábrica pamplonesa. La cita, abierta al público gratuitamente de 11.00 a 21.30 horas, dio a conocer las características del nuevo SUV a través de siete T-Cross.

El evento, inspirado en la presentación del Polo nuevo el pasado 2017, acogió durante sus dos primeras horas a cerca de mil personas, una cifra esperada por Volkswagen Navarra, que tenía previsto recibir a más de 4.000 asistentes durante toda la jornada. Jesús Zorrilla, gerente de Comunicación y Relaciones Humanas, destacó la “fantástica” acogida por parte del público: “La gente está apreciando mucho que el SUV es un segmento en crecimiento”.

La iniciativa sacó a relucir las dos grandes distinciones del T-Cross: su construcción y su sello de calidad. “Cuenta con un equipamiento propio de segmentos superiores y está construido en nuestra fábrica con un enorme nivel de calidad y con todo el cariño del mundo”, detalló Zorrilla.

A la presentación no faltaron los curiosos, que se acercaron a Baluarte para observar de cerca el T-Cross. Tapicería, pedales, volante... No hubo rincón de los vehículos expuestos libre de ser analizado. “El espacio tiene la ubicación ideal para venir a conocer un poco más el coche”, señaló Adriana Menéndez, una de las asistentes.

Aunque muchos de los 8.000 ojos que inspeccionaron de cerca el T-Cross pertenecían a los que, con sus manos, han contribuido a que el nuevo modelo sea una realidad. Empleados y empleadas reclutaron a familiares y amigos para mostrar el resultado de su trabajo.

Orgullo de la plantilla “El día de hoy (por ayer) es una fiesta para los trabajadores de la fábrica porque es su producto, es su coche”, subrayó Zorrilla, que añadió que “el segundo modelo está aquí gracias a su buen trabajo durante muchísimos años y al esfuerzo de la plantilla”.

Además de los siete T-Cross, los visitantes pudieron conocer de cerca dos Polos, así como dos motores y dos carrocerías del nuevo modelo que, explicó Zorrilla, “incluyen aceros de alta resistencia que crean una especie de jaula protectora para que en caso de impacto el coche no se deforme”.

Por su parte, los más pequeños también tuvieron su espacio con un videojuego de conducción y un simulador con bicicletas para aprender seguridad vial, aunque sin duda alguna, su mayor diversión fue ponerle banda sonora a la jornada a golpe de claxon.