pamplona - 32.516 edificios en la Comunidad Foral, construidos entre 1960 y 1990, pueden haber empleado materiales que contengan amianto, pero todavía no hay un censo que lo corrobore. Este mineral puede detectarse en diferentes ubicaciones de estos inmuebles, como en los aislamientos de los garajes, en los calorifugados de las instalaciones de agua caliente o en los frenos de los ascensores. El Plan Director de Eliminación del Amianto en Navarra, presentado por el consejero de Salud, Fernando Domínguez, advierte de que “se desconoce la cantidad de este mineral que puede haber en estos edificios”.

Iñaki Moreno, jefe de Salud Laboral del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN), avanzó en comisión parlamentaria que, a partir de ahora, “los técnicos de Vivienda incluirán en las revisiones de los edificios un apartado para examinar la presencia de estos materiales compuestos con asbesto”.

garaje, agua caliente y ascensor El informe detalla que entre 1960 y 1990, Navarra contabilizó la construcción de 14.259 garajes, 18.987 edificios con instalación de agua caliente central y 3.791 ascensores. De esta forma, el documento remarca que 13.480 edificios presentan garajes de hasta diez plazas y 779 de menos de diez sitios, y que según unos criterios aplicados “habría entre 425 y 908 garajes potencialmente en riesgo de contener materiales con amianto en aislamientos o en columnas metálicas, entre otras posibilidades”, detalló Moreno.

Además, el Plan Director resalta que entre 380 y 949 edificios en Navarra podrían presentar instalaciones de agua caliente central con calorifugados con amianto. En cambio, aunque el censo registra la colocación de 3.791 ascensores en la época analizada, el estudio insiste en que los elevadores “han podido ser añadidos con posterioridad a la construcción inicial del inmueble, por lo que resulta imposible estimar de manera clara cuántos ascensores puede contener material con amianto”. Así, el alcance de la presencia de este mineral en los edificios no está cuantificada todavía, ya que este informe solo ha podido recabar la información obtenida desde las inspecciones realizadas desde el aire.

los sectores El amianto es un mineral manipulable, incombustible, resistente al calor, a la corrosión, a la humedad, a los productos químicos y de bajo coste, que se usó en la siderúrgica para aislante frente a las altas temperaturas, en hornos de fundición y panaderías, en la reparación de barcos, en la fabricación de trenes, embragues y zapatas de freno, en talleres de reparación de automóviles, en recubrimientos de tuberías y calderas, en cerámica, vidrio, aislamiento de juntas de cartón, baldosas vinílicas, masillas, en la fabricación de placas y tuberías de fibrocemento, y en material de construcción para tejados y en depósitos de agua, etc.

Si este mineral no se manipula y no desprende sus fibras, no resulta peligroso. En cambio, si su estado sólido se altera por manejarlo de manera voluntaria por una persona o por agentes externos como un incendio, por ejemplo, los filamentos que suelta pueden ser inhalados, y perjudicar a la salud. Su aspiración puede provocar enfermedades que se manifiestan entre 10 y 50 años después de haber estado expuesto a él. Entre las patologías, se diagnostican engrosamientos pleurales, fibrosis pulmonar, alteraciones pleurales, cáncer de pulmón o mesotelioma pleural, alteraciones pericárdicas y peritoneales o los carcinomas gastrointestinales o de laringe u ovario.

A pesar de que el Plan Director deja constancia del “material con amianto oculto en instalaciones de edificaciones construidas entre 1960 y 1990 porque no se han podido catalogar todavía”, también pone al descubierto la presencia de fibrocemento en tejados de edificaciones (uralita), localizado con el Sistema de Información Territorial de Navarra (Sitna). El informe concluye que la Comunidad suma 6,3 millones de m2 de uralita, 382 kilómetros de conducciones con fibrocemento y 286 de tubería para riego, con la ayuda de Tracasa, UPNA, Intia y Nilsa, entre otros. El mismo documento desvela que entre 2015 y 2017, Navarra retiró 205.769 m2 de amianto, principalmente uralita y tuberías enterradas o bajantes, con escasos trabajos en juntas y depósitos. “Si mantenemos ese ritmo, hacen falta más de 30 años para eliminar la totalidad de fibrocemento situado en cubiertas, a lo que hay que añadir el resto de material con amianto en el interior de edificios, instalaciones, máquinas, etc”, detalla este trabajo.

Moreno resaltó que el Gobierno foral ha planteado un Plan de Acción Plurianual entre 2020 y 2032, para “avalar una supresión del asbesto progresiva, garantizar la seguridad de las intervenciones y cumplir con los plazos”. La Unión Europea exige que para 2028 los edificios públicos deben haber quitado este mineral y que para 2032 todos los Estados miembros tienen que haber planificado o efectuado la eliminación del amianto. Por el momento, Navarra ha calculado un coste mínimo de 245 millones de euros en doce años. “Pero hay que pensar cómo se va a ayudar a los particulares a afrontar el gasto que supondrá abolir el amianto de su entorno”, enfatizó.