La planta de VW en Sudáfrica asume cada vez más Polos con Landaben pendiente del T-Cross y del CUV de 2021
La factoría de Uitenhage cerrará 2019 con 162.000 coches montados, 52.000 más que en 2017La multinacional apuesta por coches con mayor valor añadido para Navarra
Pamplona - Volkswagen Navarra vivió durante décadas del Polo. Esto ya es historia. El próximo año apenas fabricará 120.000 unidades del pequeño utilitario que ha dado sentido a la factoría navarra desde comienzos de los años 80, cuando la multinacional alemana tomó el control de la fábrica de coches de Landaben. Pese a seguir otorgando a Navarra la condición de fábrica líder de este modelo, otras factorías, especialmente la de Sudáfrica, asumen cada vez en mayor medida el montaje de un coche con 44 años de historia.
Ubicada en el extremo sur del continente africano, la planta de Uitenhage se encuentra en estos momentos al límite de su capacidad productiva. Y prevé terminar el año con 162.000 coches ensamblados, una cantidad muy superior a los 126.000 coches con los que cerró 2018 y a los apenas 110.000 coches que montó en el ejercicio anterior. Un incremento llamativo, que ha puesto a la planta sudafricana a trabajar en tres turnos, con sábados incluidos.
La planta sudafricana ha incrementado así su presencia en el reparto de producciones del Polo coincidiendo tanto con el lanzamiento de la nueva versión (A07) como del T-Cross, que sí se fabrica íntegramente en Landaben. De este modo, Uitenhage asumió los coches que llevan el volante a la derecha, incluidos aquellos con destino al Reino Unido, pero también producciones con la guía izquierda con destino a otros mercados. Hasta octubre, la planta austral había fabricado 140.482 coches, de los que 92.029 tuvieron como destino la exportación.
Los motivos de este cambio de tendencia son varios. El más importante de todos tiene que ver con la transformación del mercado europeo, en el que los todocaminos urbanos se han impuesto de modo nítido en el gusto de los consumidores. Más altos y compactos, transmiten seguridad en la conducción y aportan un plus de espacio codiciado por las familias. Pero también cuenta, y mucho, la decisión empresarial. Cada T-Cross deja en la cuenta de resultados de Volkswagen varios cientos de euros más de margen que un Polo. “Así que la idea es ir haciendo en Pamplona coches con mayor valor añadido, destinados en gran medida al mercado europeo, y aprovechar los menores costes laborales de Sudáfrica para hacer el Polo”, explican fuentes sindicales, que advierten en cualquier caso de la incertidumbre que genera esta estrategia. “Seguimos siendo fábrica líder, pero en caso de que las ventas del T-Cross bajen o que el CUV no responda en 2021, ¿recuperaremos los Polos perdidos?”, se preguntan las mismas fuentes.
Este CUV, con un aire más deportivo, llegará dentro de dos años al mercado y supone la nueva apuesta del grupo alemán por productos con un mayor valor añadido. En principio, su lanzamiento debería elevar en 2022 las producciones hasta el entorno de los 340.000 o 350.000 coches que se han venido anunciando repetidamente desde la multinacional, sin que se de momento se hayan ni siquiera rozado. Los poco más de 306.000 coches anunciados para 2020, como consecuencia de un mercado menos dinámico, de las dificultades de las proveedoras para suministrar más de 805 piezas diarias del T-Cross, de las propias dificultades en chapistería y, adicionalmente, de la obligación de detener la planta cuatro semanas para realizar obras de acondicionamiento, han enfriado un tanto los ánimos en la planta. “En el Acuerdo del Segundo Modelo se reflejaban producciones de 340.000 o 350.000 coches. Nos sorprende no llegar a ellas el próximo año”, explicaban ayer desde el sindicato LAB, quien recuerda que el recorte en la asignación supondrá la no renovación de “más de 200 eventuales”.
Ante ello, la dirección y el comité de empresa se reunieron ayer para consensuar un calendario de 2020 que supondrá regresar el 7 de enero al trabajo, vacaciones del 6 al 31 de julio y corredor industrial durante las tres primeras semanas de agosto. Esta es la propuesta que fue remitida la semana pasada por la dirección y a la que desde LAB añadieron ayer el cierre del 4 de diciembre a cambio de dos días de libre elección y que parece que logrará el consenso de la mayoría. ELA ya ha anunciado su rechazo al entender que la producción asignada no justifica 216 días de jornada individual.
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