No ha sido un buen febrero para el empleo. Ni en Navarra ni en prácticamente ningún lugar. La resaca de la Navidad, que habitualmente se deja sentir durante todo el primer mes del año, en 2021 se va a prolongar hasta la primavera. Las restricciones a la hostelería arrastran al comercio y condicionan un balance en el que apenas se adivina los primeros síntomas de recuperación.

Estas dos líneas que se dibujan a continuación explican como pocas la evolución del empleo en Navarra en los últimos meses. Y confirman que la salida de trabajadores de los ERTE, muy acusada hasta el verano, se ha frenado con los rebrotes del otoño y apenas se ha reactivado en invierno. De hecho, en enero el número de afiliados que realmente está trabajando desciende de nuevo.

Algunas empresas han recuperado los ERTE, una respiración asistida para el conjunto de la sociedad que ha protegido las rentas y ha evitado que el desempleo se descontrole. Pero todo tiene un límite y algunas empresas ya han comenzado a despedir. El paro crece ya de forma llamativa y el incremento interanual supera las 9.000 personas, un recuerdo cada vez más nítido de los peores momentos de la pasada crisis. Una curva de subida ya muy empinada y a la que solo puede frenar una vacunación rápida y efectiva.

¿Qué ha pasado en febrero? El segundo mes del año suele ser un buen mes para el empleo. Enero suele enviar al paro a cientos de personas contratadas para las campañas de Navidad y una vez que van pasando las semanas ese efecto se desvanece. La industria comienza a salir de su letargo y algunas actividades vuelven al curso normal. Cuando la economía crece, el empleo aumenta con fuerza. Este año, sin embargo, el impacto ha sido muy inferior, con apenas medio millar de asalariados nuevos.

El patrón, en cualquier caso, se repite aunque muy suavizado en 2021, en lo que supone una de las pocas buenas noticias que deja el mes. Algunas actividades responden conforme a su patrón estacional clásico, como la construcción, la industria y la educación, pero el comercio, la hostelería y, en general, todas aquellas actividades que implican un contacto personal siguen sufriendo. El comienzo de año, por lo menos hasta la tercera semana de febrero, ha resultado terrible.

Siguiendo esta lógica y siempre que las restricciones no se endurezcan ante nuevos rebrotes, marzo debería dejar mejores noticias. Febrero al menos ha roto con tres meses consecutivos de pérdida de afiliados a la Seguridad Social y ha doblegado de nuevo una curva que tradicionalmente suele apuntar hacia arriba hasta junio. Este año debería hacerlo incluso con mayor intensidad y en un ciclo más prolongado.