Los accionistas de Volkswagen tienen motivos para estar satisfechos con su fábrica en Navarra. Y también la marca Seat se ha beneficiado de ello. Durante la última década, la actividad y el resultado de Volkswagen Navarra ha permitido a Seat abrillantar sus cuentas anuales, a las que ha aportado más de 577,3 millones de euros en concepto de dividendos. Una cifra que equivale al 85% del beneficio total obtenido por la marca española.

Los datos, reconocidos por la marca de Martorell en su informe anual, muestran el modo en que los resultados de Volkswagen Navarra consolidan dentro del grupo Seat. Lo hacen en forma de un dividendo que supone casi el 100% del beneficio neto de la planta navarra, que ha ido creciendo además de manera significativa en la última década. En 2020, a pesar de la pandemia y el recorte en la producción, Volkswagen Navarra entregó 78 millones de euros en dividendo a Seat.

La cifra es muy superior a los 44,6 millones de 2011, cuando Volkswagen Navarra batía todos sus registros de producción, y es una muestra del modo en que Volkswagen Navarra ha ido ganando productividad y eficiencia en los últimos años, al tiempo que iba asimismo amortizando las inversiones hechas.

En total, el dividendo abonado a Seat quintuplica el resultado que, de manera aislada, obtiene la marca, cuya cuenta de resultados es en cualquier caso algo más compleja que la de una planta de montaje como la navarra. Seat soporta unos gastos de explotación muy superiores (en torno a los 2.000 millones de euros) y su rentabilidad a lo largo de los últimos años no ha sido precisamente su punto fuerte. Entre 2008 y 2014 dio pérdidas de forma continuada; en 2015, presentó unos exiguos beneficios gracias a la aportación de 47,6 millones de Volkswagen Navarra y en 2020 regresó a pérdidas después de cuatro años brillantes. Nueve años de pérdidas de los últimos 13.

Disputa por el eléctrico

Las dos plantas forman ahora parte de una estrategia común del grupo para la península ibérica y tendrán el cometido de lanzar en los próximos años los vehículos pequeños eléctricos.

No han sido concretadas todavía las adjudicaciones, si bien se da por hecho que Martorell empezará en 2025. El presidente de Seat, que hace unos meses aseguró que fabricaría también coches eléctricos de la marca Volkswgen, rebajó sus expectativas en el último salón del auto de Munich, al ceñirse a las marcas Cupra y Skoda, con el consiguiente enfado en Bratislava, donde también quieren fabricar estos coches.

De hecho, la continuidad de la marca Seat se halla cuestionada den los últimos años por una cierta falta de posicionamiento y de presencia en otros mercados. El lanzamiento de los Cupra, de gama más alta y deportivos, ha corroborado la intención del grupo de explorar nuevas oportunidades. Los Cupra eléctricos serán, en principio, más caros que los coches de marca Volkswagen.