- La crisis de los suministros ya no afecta solo a la industria de la automoción. Se ha extendido a otros sectores manufactureros y a productos variados. Falta madera para hacer palés, hay escasez de cartón y papel para el embalaje y la tensión comienza a dejarse sentir en la cadena alimentaria. De momento, con incrementos en los precios, pero con algunos problemas concretos de abastecimiento que podrían recrudecerse en las próximas semanas.

"Lo estamos notando incluso con el queso y el jamón", explica Javier Delgado desde Canasa Logística, una de las empresas más representativas de la distribución hostelera en Navarra, que asiste estupefacto a una tormenta combinada que estalla en plena recuperación global y en vísperas de uno de los momentos de mayor consumo del año, la Navidad.

"En prácticamente todos los productos estamos viendo crecimientos de precios de doble dígito", dice Delgado, quien señala que en los últimos días han observado incluso problemas "con algunas referencias de queso y de jamón". "No sabemos muy bien qué está pasando y qué pensar, pero nos dicen que no hay", añade Delgado quien cifra el incremento de los precios en un 20%. "Son productos que requieren de una maduración y es cierto que el año pasado se sacrificaron menos cerdos, por lo que quizá se deba a eso", añade. El precio de la luz también está repercutiendo en unos precios que podrían dispararse con vistas a la Navidad. En los secaderos de jamón la factura energética se ha incrementado hasta en unos 2.000 euros al mes.

Lo primero en escasear han sido algunas conocidas marcas de ginebra, como Seagrams, que llega desde Estados Unidos, y Beefeater, procedente de Reino Unido. "Tampoco hay Absolut", dice Delgado, quien señala que, sin embargo, no hay ningún problema con las marcas nacionales como "Larios, Nordés o Puerto de Indias", así como con otras de alta gama. "De momento tampoco hay ningún problema con la cerveza", explica Delgado.

Una situación diferente empieza a vivirse en las bodegas, que han terminado la campaña de vendimia y que pronto comenzarán el embotellado de algunos vinos blancos y rosados. "Hay problemas con el vidrio blanco", dicen desde Viña Zorzal, un asunto relevante para variedades donde el cliente quiere ver el color. No falta, en cambio el vidrio verde, más frecuente en los tintos.

Distintos factores se han combinado para que falten botellas. Por un lado, la reactivación conjunta de la demanda. "El mercado se ha reanimado más rápido de lo que esperábamos. En 2020 el vino español cayó en torno al 20% en ventas por la pandemia, y esperábamos recuperarnos para 2022, pero ahora vemos que se ha adelantado y de media para finales de este año volveremos a esos niveles de finales de 2019 y principios de 2020", detalla José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino (FEV).

"En el caso del vino es además fundamental la reapertura de las barras de los bares. Eso se nota muchísimo en el consumo, muy ligado al chiquiteo", matiza Delgado, quien señala que "en las terrazas no se consume lo mismo" y que la noche "ha disparado" también el consumo de otros alcoholes y de refrescos, cuyos precios están subiendo también en torno a un 12%.

Y, junto a ello, la propia realidad de las empresas vidrieras, situadas muchas en la península (Llodio, Zaragoza y Catalunya, por ejemplo), que apagaron sus hornos en la pandemia y que, al encenderlos de nuevo, se han encontrado con una demanda disparada. "Nadie almacena botellas, es un producto que se pedía y llegaba al día siguiente, así que no hay stock. Y además está habiendo cierto acaparamiento. Nadie quiere ser el último", explica Iñaki Sanz, de Viña Zorzal.

Retrasos en el corcho. Aunque de momento no hay problemas de suministro, las bodegas también están notando que los plazos de entrega se han dilatado de manera clara.

Vidrio para navidad. Las entregas de botellas se están retrasando en algunos casos varias semanas o incluso hasta la navidad.

Escasez de arena. Otro de los factores que está incidiendo en la escasez de vidrio es la falta de materia prima como la arena.

Incremento. No se trata solo del vidrio. El aluminio, presente en los precintos de las botellas, ha disparado su precio y su escasez es tranversal. Afecta a las bodegas, pero también a sectores muy diversos, como la construcción y las carpinterías metálicas, algunas ya sobrecargadas de trabajo debido al aumento de las obras de rehabilitación. El papel y el cartón, por su parte, acumulan incrementos de hasta el 20%, que están afectando a la industria editorial y a las editoras de libros. Junto a ello, también se han tensionado las cadenas de suministro de cartón, cuyo consumo ya se había disparado de la mano del auge del comercio electrónico y los embalajes. Escasea el cartón para las portadas, por ejemplo, y los editores prevén que las dificultades se mantengan durante la campaña navideña. La estimación es que la normalidad en precios y suministros no regrese hasta finales de 2022.