En el recetario tradicional de nuestras abuelas hay grandes y deliciosos platos para los días de celebración, guisos completos y sabrosos para el día a día. Pero también hay recursos para tiempos de escasez y aprovechamiento, cuando la comida no se desperdiciaba y nada sobraba.

Uno de los mejores ejemplos de ello son los huevos tontos, una receta de origen sefardí en los que el pan de días anteriores cumplía la labor de quitar el hambre con el acompañamiento de huevo y ajo. Con un poco de suerte se podía completar con algún otro ingrediente de fortuna.

Por su austeridad, esta masa frita de huevo, pan, ajo y leche entraba dentro de los menús de Cuaresma y Semana Santa, para las jornadas de ayuno y de abstinencia.

En origen se usaba huevo cocido, separando con cuidado la clara de la yema para usar esta última como decoración o complemento visual. Con el tiempo, la costumbre fue añadir el huevo batido para hacer la masa mezclando todos los ingredientes.

Los huevos tontos también pueden completar un plato de legumbre o a un guiso de carne. NTM

La receta de huevos tontos

Ingredientes 12 huevos tontos

  • 200 gr de pan duro de un par de días
  • 2 huevos enteros
  • 100 ml de leche entera
  • Perejil fresco picado
  • 2 dientes de ajo picado
  • Aceite de oliva
  • Ingrediente extra a elegir para darle un poco más de sustancia: jamón cocido o curado picado, atún en aceite desmigado, sobras de pollo, migas de bacalao, algún resto de pescado cocido, bacon o salchichas pasados por la sartén… Lo que haya disponible.

Elaboración

Desmenuzar el pan y mezclarlo en un bol con la leche dejando que la absorba y se ablande. No debe quedar empapado, solo mojado. Aplastar y mezclar para hacer una masa. Añadir el perejil y el ajo, ambos muy bien picados, incluso triturados. Volver a mezclar. En un plato, batir los dos huevos e incorporarlo a la masa. Otra opción es ponerlos directamente y que integren en la masa a medida que se mezclen todos los ingredientes y conseguir que quede bien homogénea.

En este punto es el momento de añadirle a la masa el ingrediente extra elegido y quizá alguna hierba aromática más. Si es así, volver a amasar la pasta.

Poner una sartén o una cazuela honda al fuego medio con abundante aceite, suficiente para cubrir las bolas que vayamos haciendo con la masa. Cuando esté bien caliente, hacer bolas con la masa. Se puede hacer con dos cucharas o con las manos pringadas de aceite para que no se peguen. Ir poniéndolas en la sartén como se hace con las croquetas o los buñuelos. Sacar cuando estén doradas. Colocar sobre papel absorbente para eliminar la grasa sobrante y sacar al mesa calientes.