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Gasol lleva a los Lakers al Anillo

Los angelinos vencen a los celtics en el séptimo partido y logran el título Los de oro y púrpura consiguen su segundo campeonato consecutivo desde que llegó Pau Gasol al equipo

Gasol lleva a los Lakers al AnilloFoto: efe

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Boston 79

LOS ÁNGELES LAKERS Fisher (10), Bryant (23), Artest (20), Gasol (19), Bynum (2) -cinco inicial-; Farmar (-), Brown (-), Vujacic (2), Odom (7) y Powell (-).

BOSTON CELTICS Rondo (14), Ray Allen (13), Pierce (18), Garnett (17), Wallace (11) -cinco inicial-; Robinson (-), Tony Allen (-), Scalabrine (-) y Davis (6).

Parciales 14-23, 20-17, 19-17, 30-22.

Árbitros Joe Crawford, Dan Crawford y Scott Foster. Eliminaron a Wallace, de los Celtics, por faltas personales.

Estadio Staples Center, de Los Ángeles. 18.997 espectadores.

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pamplona. Los grandes jugadores de baloncesto están en una dimensión diferente al resto. Un lugar reservado para los más finos estilistas de este deporte. Un sitio en la memoria colectiva de todos los que aman este deporte. Ahí ya está un chico de 217 centímetros, de Sant Boi, que ayer ganó con su equipo, los Lakers, la Final de la NBA en el séptimo partido a su sempiterno rival, los Boston Celtics. Los angelinos sumaron su 16ª anillo, y Gasol su segundo consecutivo como lugarteniente del MVP, Kobe Bryant.

La rivalidad entre los Celtics y los Lakers es histórica. Si ese enfrentamiento se da en el séptimo partido de las Finales, la tensión es máxima. Y cuanta más tensión, mejor se desenvuelven los orgullosos verdes. Sin desplegar un gran juego, la ventaja de Boston iba aumentando gracias a las eléctricas penetraciones de Rajon Rondo, el futuro de la franquicia. Con un Kobe desdibujado intentando hacer la guerra por su cuenta, y una Gasol luchador pero fallón, a los de oro y púrpura les salvaba Ron Artest, quien también se desenvuelve como pez en el agua en un juego duro. Además, la ausencia de Perkins en el lado verde dejaba una laguna en el rebote que ni Garnett ni Wallace.

De ahí que las diferencias no fuesen muy grandes. La suerte para los Lakers fue que ni Allen ni Pierce tenían su partido, sino el partido podía haber quedado finiquitado mucho antes.

Después del descanso se esperaban uno Lakers distintos. Especialmente se esperaba un Kobe diferente, menos ofuscado en buscar el tiro forzado sobre la defensa de los Allen (Ray y Tony). Pero no fue así. Los Celtics volvieron a saltar más centrados y se colocaron con la máxima ventaja (36-47) cuatro minutos después de que empezase el cuarto. El Staples empezaba a tener miedo. Los Celtics les habían ganado todos los séptimos partidos que habían disputado entre ambos.

Algún equipo habría tirado la toalla, pero no uno en el que esté Gasol. El de Sant Boi sacó toda su garra, comenzó a dominar la zona, a frenar tanto a Garnett como a Wallace, y a anotar con regularidad, excepto desde la línea de tiros libres, donde nunca ha sido un fenómeno. Con la ayuda de Odom y de un excepcional Artest, los Lakers se fueron acercando.

Apoteosis final En el último cuarto, cada canasta costaba mucho esfuerzo. Gasol anotaba una genial canasta nada más empezar. Los angelinos rascaban punto a punto la ventaja verde hasta que apareció el capitán Fisher. No había realizado el base nada destacable en el encuentro, pero con 61-64 clavó un triple con la mano de Allen delante de su cara. En ese instante Kobe empezó a meter los que antes fallaba, los Lakers endurecieron su defensa y Gasol barría todo lo que pasaba cerca del aro. Los Celtics intentó suplir su cansancio con manotazos a todo el que se acercaba a la zona. Gasol y Kobe anotaban desde la línea de tiros y libres y el de Sant Boi anotó una canasta épica ante tres rivales.

Pero los verdes todavía tenían fuerzas para un intento final. Wallace anotó un gran triple, respondido, sorprendentemente, por Artest. Allen y Rondo lo intentaron a la desesperada, pero dos tiros libres de Vujacic finiquitaron el encuentro. De esta manera, los Lakers ganan su 16ª anillo y su segundo consecutivo. Todo esto desde que llegó Gasol. Si de Kobe dicen que se parece a Jordan, Pau sería su Pippen. Un lugarteniente que ya está en la dimensión de las estrellas.