Como entrenador es al menos discutible y como persona deja mucho que desear, pero como liante no tiene precio. De portavoz político, Mou haría un carrerón. Tras la derrota vergonzosa de su equipo ante el Betis, ha comparecido dos veces ante la prensa sin responder a las preguntas que preocupan al madridismo: ¿por qué juega tan mal este año el Madrid? ¿Qué soluciones va a aplicar el mister? En vez de eso, ha hablado de calendarios, árbitros, su plantilla, su inmejorable relación con el club, la cantera, el Alcoyano y hasta Radek Stepanek. Todo ello, feliz consigo mismo de lo bien que torea a la prensa, como si esos capotazos sirvieran para solucionar el problema futbolístico que tiene su equipo.