parecía una imagen de hace una veintena de años, cuando en algunos campos todavía se ataba el pañuelo de fiestas a un palo de escoba para hacer los banderines de los asistentes. Pero sucedió el domingo. 29 de septiembre de 2013. En Lagunak. Partido de Segunda División femenina entre Lagunak y Logroño. Los asistentes saltaron al campo con palos de escoba y petos amarillos de entrenamiento.

La historia comienza apenas "cinco minutos antes del inicio del partido", según comentan desde Lagunak. El árbitro, Igor Garcés, comunica al delegado que no disponen de banderines propios, por lo que solicita que se los proporcionen. El club local tiene obligación de disponer de material para los árbitros asistentes, aunque cada vez más son los propios árbitros los que llevan sus propios banderines como parte de su equipación: camiseta, pantalón, medias, botas, silbato, tarjetas... En ese momento, el delegado se dirige a la sala de material y constata que no hay banderines.

"Se da la circunstancia de que este año la coordinación del fútbol del Lagunak ha cambiado de manos. La sociedad que ha entrado suponía que todo el material de los años anteriores continuaba en su sitio, pero en ese momento nos dimos cuenta de que los banderines faltaban. No sabemos si se hizo limpia o si alguien se los había llevado, la cuestión es que donde tenían que estar, en la sala de material, no había banderines", comenta Javier Rodríguez, coordinador de fútbol masculino en Lagunak.

Faltaban cuatro minutos para el inicio del partido. No había tiempo. "Si nos dice el árbitro cuando llega, una hora antes, que no tiene banderines, nos preocupamos de agenciarnos un par de banderines como sea. El propio presidente del Lagunak (Alberto Sancho) es árbitro, y ya nos dijo que le podíamos haber avisado, pero nos enteramos de todo a falta de cinco minutos, cuando el árbitro nos dijo que se le habían olvidado".

Como solución de urgencia, ya que el partido estaba a punto de empezar, al delegado se le ocurrió fabricar unos banderines con una escoba y los petos amarillos. Dicho y hecho. Se partió el palo de una escoba, se ató un peto en cada palo rápidamente y el partido empezó a su hora. Gutiérrez y Azcárate tuvieron que salir de esa guisa al campo.

No volverá a ocurrir, al menos en Lagunak. "Ya hemos comprado dos pares de banderines para que esto no se repita. Fueron cinco minutos de mucha tensión y lo solucionamos como pudimos con los medios que teníamos". Anteriormente se habían jugado ya partidos esta temporada con asistentes, tanto en Regional Preferente como otro partido de Segunda División de fútbol femenino, pero, al parecer, los árbitros habían llevado sus banderines y no se pudo localizar el problema antes del partido del domingo.