Tocaba, esta semana, escribir sobre las tandas de tiros desde el punto de penalti pero se me hace imposible resistirme al tema de actualidad así que daré mi opinión sobre el VAR, así con uve, no como nuestros entrañables establecimientos de vinillo y gamba, esos son con be.

El VAR, Video Assistant Referee, es ese sistema que ha introducido en los partidos a los árbitros asistentes de vídeo (éramos pocos?) y que nos ha dado jugadas para debatir en el reciente Mundialito.

Hay que decir que los mismos medios de comunicación que ahora se rasgan las vestiduras son los que durante años y más años han dado la matraca a Internacional Board exigiendo la inmediata aplicación de los medios técnicos y tachándola de inmovilista y jurásica. Así, del blanco al negro, o sí o no, sin grises, sin matices, así somos.

En el fútbol la continuidad es un elemento esencial. A diferencia de otros deportes como el béisbol, el fútbol americano o el tenis, las interrupciones no son algo previsto, cuanto más duren las jugadas sin romperse más atractivo es el juego.

Nos resulta más o menos aceptable que cuando el juego está detenido se tarde algún tiempo en reanudarlo para tomar una decisión más justa, pero se hace difícil que el juego discurra durante bastantes segundos y de repente tenga que retroceder a una fase anterior invalidando todo lo sucedido en ese lapso de tiempo.

En esas reflexiones voy pasando la tarde y cuando comento el tema con jóvenes árbitros mi opinión es categórica: lo que no han conseguido las guerras, el racismo y los hooligans, lo conseguirá el vídeo, matará un gran deporte como el fútbol.

Luego, por la noche, oigo en la radio a Massimo Bussaca, máximo responsable del arbitraje de FIFA. Expone que en las jugadas que se discuten se han conseguido decisiones justas y que le parece fundamental evitar que un equipo quede eliminado de una competición por un error de un colegiado.

Se me acumulan varias preguntas sobre el tema: ¿aceptamos sacrificar la fluidez del juego y su continuidad a cambio de ganar fiabilidad en las decisiones importantes? ¿Pasaremos a acusar de parcialidad a los realizadores de televisión que seleccionarán las jugadas? ¿Será mejor quedarnos cómo estamos o arriesgar abriéndonos a experiencias nuevas?

Soy consciente de que al final mi opinión resulta contradictoria, qué le vamos a hacer, soy humano. Feliz Navidad.

El autor es vocal de Formación y Relaciones Sociales del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol