Ayer concluyó la Vuelta a Pamplona para féminas con la victoria de Laura Ruiz. Mientras que Lucía fue la que se llevó la victoria el primer día de la prueba, fue su hermana genela la que consiguió alzarse con el primer puesto de la general. En la emotiva carrera con final en el Caballo Blanco la ciclista cántabra realizó una exhibición con la que dio el golpe sobre la mesa necesario.  

La etapa comenzó en la Vuelta del Castillo y el grupo se mantuvo compacto hasta los últimos 20 kilómetros. Por el camino, Nahia Imaz tuvo que retirarse por problemas mecánicos y Lucía Ruiz había conseguido asegurarse su victoria en la general de regularidad, las metas volantes y la de montaña. Además, la meta volante del día, ubicada en Artajona, fue para Marta Beti, del equipo cántabro. Sin embargo, su hermana gemela Laura, también del equipo Meruelo, realizó una escapada a 20 kilómetros de la meta junto con Laia Puigdefábregas. La huida de la cántabra fue poderosa, y Laia, vigente campeona de la primera edición de la prueba, no pudo aguantar su ritmo. Fue en ese momento cuando Laura Ruiz abrió una brecha de más de un minuto respecto al resto de ciclistas, y llegó al Caballo Blanco en solitario.

La exitosa prueba de tres días, donde la organización ha sido ejemplar y el recibimiento del público ha estado a la altura, no podía acabar de una mejor forma. La escapada de Laura Ruiz, vigente campeona de España en fondo, fue recibida con aplausos y vítores en una bonita cuesta desde el Portal de Francia hasta el Caballo Blanco. Por detrás,a 1 minuto y 23 segundos, se disputaron el segundo puesto en esprint, y fue su hermana Lucía la más rápida. Desde luego, el dominio de las hermanas Ruiz ha sido evidente.

Una superioridad que han compartido en el equipo cántabro Meruelo, y es que la mayoría de los 10 maillots repartidos tras la finalización de la carrera fueron para ellos. Su presidente Jose Luis San Emeterio ya afirmó la satisfacción por el trabajo del equipo. La única pega que se le pudo poner a un final tan redondo como el de ayer fue los condicionantes por la caída del domingo. Las ciclistas del equipo local Ermitagaña no salieron bien paradas y llegaron al último tramo de la prueba sin opciones reales de ganar la general. Una escapada de Laia Puigdefábrejas junto con Laura Ruiz con la disputa de la general hubiese sido perfecto.

Ahora bien, no cabe duda de que esta prueba para féminas ha venido para quedarse. La Vuelta a Pamplona luce de historia, tradición y prestigio en el deporte, pero estos impulsos en el ciclismo femenino engrandecen todavía más a la carrera. El primer año fue un éxito, y no contentos con ello, se propusieron ampliar en una etapa el recorrido.Veremos qué ocurre para el próximo año, pero el crecimiento de la prueba parece no tener techo.

Una vez finalizada la prueba femenina y sin tiempo para festejos, hoy comienza la prueba masculina. Tras 35 años de historia, los ciclistas junior de distintas partes del país competirán por ver quién llega antes al Caballo Blanco y sigue construyendo el presente. La organización se enfrenta a otros cuatro días de organización con el fin de repetir el éxito de la prueba femenina. 

No hay que olvidar que el reto del Club Ciclista Ermitagaña es mayúsculo. Los cuatro días hacen que el total de kilómetros de la prueba masculina sea de 388, la más larga de la historia. Por delante, una primera etapa en la zona de Mutilva, la conocida salida a los Pirineos con la carrera en Ochagavía, una tercera etapa en la novedosa incorporación de Berrioplano y una última que concluirá, como las chicas, en el Caballo Blanco.

Ante el incremento del kilometraje y de las etapas, la prueba masculina promete tener una gran cantidad de emociones. Las escapadas y los distintos giros en carrera aseguran un gran espectáculo para todo el que se acerque a cualquiera de las cuatro carreras. Las expectativas son altas, y después del gran rendimiento de las féminas, el listón está alto. 

La etapa de hoy comenzará a las 17.30 en La Morea y finalizará en torno a las 20.10 en Mutiva. En el kilómetro 12 habrá una primera meta volante en Monreal, y para el 39 tendrán que ascender el Alto de Iturroch. Además, en Artieda habrá un esprint especial y después se subirá el Alto de Aranguren. En total, 110 km para poder entrar en calor e intentar abrir brecha como hicieron las chicas. Se esperan centenares de ciclistas del país, y puede que haya participación francesa e inglesa, según la organización.

Laura Ruiz fue la gran protagonista de la mañana del lunes con una escapada contundente. La diferencia de más de un minuto a las rivales directas por la general así lo demuestra. Sin emabrgo, no dudó en poner en valor la victoria de sus compañeras. “La carrera ha empezado muy bien, Lucía se aseguraba la montaña y las metas volantes y Marta ha ganado el esprint: no ha podido ir mejor”, afirmó. En cuanto a cómo se formó la escapada que le dio la victoria, Laura destacó que “en la zona del río había mucha tranquilidad, pero hemos atacado Laia y yo, aunque no me ha podido seguir porque ha tenido una avería”.

Además, Laura reconoció la importancia que tenía para el Meruelo esta carrera, y es que era la primera edición para ellas. “Veníamos con muchas ganas a esta carrera”, reconocía. De hecho, añadió que “vueltas como estas son muy bonitas para vivirlas con todo el grupo”, y reconoció que les sirvió “para reforzarnos, tenemos un equipo muy fuerte y lo hemos demostrado”. La humildad de la cántabra quedó latente, y es que la victoria del equipo primó por encima de todo lo demás: “hoy he sido yo, pero podía haber sido cualquier otra corredora”, concluyó. 

Por parte de la organización, Diego Sánchez, presidente del Club Ciclista Ermitagaña, declaró que “la valoración no es mala, ha sido una prueba deportivamente competida y bonita”. Sin embargo, declaró que “por desgracia no hemos llegado a la participación adecuada a una prueba de este calibre”, y añadió que “ese ha sido el gran hándicap de la prueba”. Por otra parte, no se olvidó de la mala suerte del equipo local con las caídas y los problemas mecánicos. Diego no dudó en reafrirmarse en al idea de que había que “afianzar la prueba como sea”, y que “no podemos ser menos que con los chicos”.