Pasan las semanas y Rafa Nadal no vuelve. Y el mundo del tenis está deseando ver de nuevo al balear en una pista para competir. Porque se sabe que está entrenando, pero el tenista de Manacor no disputa un partido oficial desde el 18 de enero cuando fue eliminado en segunda ronda del Abierto de Australia por el estadounidense McKenzie McDonald y regresó a casa con una lesión en el psoas iliaco más grave de lo que se pensaba en un principio. Pronto se cumplirán cuatro meses de ese suceso y quedarán apenas dos semanas para el arranque de Roland Garros, pero el tenis sigue esperando a Nadal.

Ha transcurrido casi toda la gira de tierra batida de Europa y el ganador de 22 Grand Slams todavía no se ha dejado ver. Ahora mismo, es el decimocuarto en el ranking mundial y llegará a su gran cita sin rodaje, o con muy escaso si decide participar en algunos de los torneos menores anteriores al segundo grande del año. La incertidumbre sigue rodeando al futuro de Rafa Nadal desde el momento en que no ha sido capaz de fijar los plazos de su recuperación y de su posterior reaparición. El nacimiento de su primer hijo a finales del año pasado o el fallecimiento de su suegro hace unas semanas han introducido, probablemente, otras variables a la hora de tomar las decisiones deportivas, aunque él mismo siempre ha manifestado su deseo de regresar al circuito. Pero pronto cumplirá 37 años y esa edad las largas inactividades resultan una carga mucho más pesada y bien que lo saben algunos tenistas de su generación.

Algunas voces del circuito siguen pesando que Nadal será favorito en Roland Garros, pero la realidad puede ser otra. Hace un año, el balear llegó a París con solo cinco partidos en arcilla entre Madrid y Roma y aún así pudo levantar su decimocuarta Copa de los Mosqueteros tras superar durísimos duelos ante Felix Auger-Alliasime en octavos, Novak Djokovic en cuartos y Alexander Zverev en semifinales. Lo más preocupante en este momento es que Nadal solo ha jugado ocho partidos desde el US Open de septiembre, si no se cuenta el de dobles que compartió con Roger Federer el día de la retirada del suizo en la Laver Cup. En todo este tiempo, el ritmo se ha perdido y apenas hay margen para recuperarlo antes de exigentes batallas a cinco sets.

Quienes confían en las posibilidades de Nadal recuerdan que ya lo he hecho otras veces, que casi siempre ha encontrado en Roland Garros su mejor versión a pesar de las dificultades y de afrontar cuadros complicado como el que de nuevo le esperará este año. Sucede que ahora no está claro que vaya a jugar, lo que pondría su carrera en un brete aún mayor ya que perdería los 2.000 puntos que cosechó como ganador el año pasado y caería por primera vez en veinte años por debajo de los 100 primeros. Eso ya les ocurrió a Andy Murray o Stan Wawrinka, tenistas que en estas dos décadas desafiaron al Big Three para sumar más de un Grand Slam y que tuvieron que viajar por el circuito Challenge para recuperar ritmo y puntos tras largos periodos de lesiones ya superada la treintena. Se hace difícil pensar en que Nadal pueda seguir ese camino que han emprendido también muchos chavales de los que ve cada día en su Academia de Manacor.

Roland Garros, la frontera

Así que estas semanas pueden ser decisivas para desentrañar el futuro de Rafa Nadal, que puede tener en Roland Garros una frontera decisiva. La competencia es cada vez mayor. Djokovic se postula como el gran candidato al récord de más grandes disputados porque está pudiendo decidir su calendario, la generación intermedia de los Medvedev, Tsitsipas, Zverev, Ruud o Rublev no quiere dar su brazo a torcer y la nueva ola que representan Carlos Alcaraz, Holger Rune o Jannick Sinner ha irrumpido con mucha fuerza.

Precisamente, el murciano será mañana número 1 de mundo con solo saltar a la cancha en su duelo de segunda ronda del Masters 1000 de Roma ante Albert Ramos. Hoy debutará en el Foro Itálico Djokovic, defensor del título, ante el argentino Tomás Etcheverry. Mientras tanto, Rafa Nadal sigue machacándose en busca de recuperar su físico para que su cabeza encuentre la motivación para seguir adelante.