La otra cara del Dakar. La mítica carrera del desierto, ahora en Arabia Saudí y a distancia del que fuera su origen y todavía más de su etapa al otro lado del Atlántico, es un mundo en sí misma, con tantos rostros como participantes se dan cita en la parrilla de salida. Todos comparten la belleza, dureza, sinsabores e inmensidad del desierto, pero sólo unos pocos se llevan la gloria del protagonismo, fruto de sus éxitos deportivos, aunque todos son partícipes de la ilusión de competir y llegar. Porque alcanzar la meta, sobreponerse a todas las exigencias de la prueba de motor más dura del mundo, ya es una victoria.

Más allá de las fotos y vídeos de los vencedores compartiendo el podio, éste ha sido el Dakar de las medias victorias, sobre todo en las categorías de coches y motos. Toyota ha sido sin duda la marca vencedora, copando los dos primeros puestos, con Yazzed Al Rajhi y Henk Lategan, pero que un equipo privado, por muy oficial que sea, le gane a la escudería de fábrica (Toyota Gazoo Racing de Latega) escuece un poco, algo parecido a lo que le sucedió a Ducati cuando Jorge Martín se proclamó campeón de MotoGP frente a la también Ducati de Bagnalia. Gusta, pero no agrada del todo.

Toyota se impone en un Dakar 2025 en el que los Ford y Dacia apuntan maneras, pero todavía están a cierta distancia de los nipones

Y qué decir de Ford, pues tres cuartos de lo mismo. Con Carlos Sainz y Nani Roma como las dos grandes estrellas, al menos para la prensa española, va y es un siempre discreto y eficaz Mattias Ekström el que se lleva la gloria de entrar en el cajón de los tres mejores pilotos al final la cita desértica, con el estadounidense Mitch Guthiere completando un excelente quinto puesto en la general. Parece evidente que es como para estar contentos en el debut de un nuevo vehículo, el Ford Raptor T1+, en el siempre exigente e imprevisible Dakar, pero también deja cierta sensación de insatisfacción porque Sainz se tuvo que retirar por los daños en el arco de seguridad de su vehículo y Nani Roma, aunque se desquitó con una victoria de etapa, no tuvo la suerte de cara precisamente.

Para los flamantes pilotos que componían la escuadra de Dacia, que también se estrenaba en la categoría reina de las cuatro ruedas, los Ultimate, la experiencia fue parecida. La obligada retirada del nueve veces campeón del mundo de rallys, Sebastién Loeb, supuso un varapalo muy tempranero al que siguieron las contrariedades de la piloto española Cristina Gutiérrez, que al menos pudo seguir en carrera, aunque muy retrasada, ayudar a Nasser Al-Attiyah y firmar algunas etapas concluyendo entre los diez primeros. Buen trabajo el de de Cristina, que acumuló experiencia, se batió con los más grandes y asistió a Nasser como fiel escudera. Nasser, siempre diplomático, valoró positivamente el estreno de Dacia, pero con lo combativo que es, todos saben que no parará hasta lograr de nuevo la victoria final.

En las cuatro ruedas el dominio de Toyota fue más que evidente, ya que ganó todas las etapas menos cuatro, además del prólogo de Bisha; colocó a cuatro de sus vehículos entre los diez primeros y, de paso, aprovechó esta victoria para lanzar en nuestro país la nueva variante microhíbrida de su victorioso pick-up Hilux. En esta línea de buenos resultados también hay que destacar al siempre luchador Isidre Esteve, que, con su copiloto Txema Villalobos, terminó en el puesto general 32º y en el 22º Ultimate, tras una primera semana afectado por la gripe y después por muchos contratiempos mecánicos.

KTM y Daniel Sanders logran la victoria en motos en una edición en la que Honda partía claramente como favorita al triunfo final

Y en las motos, como en la categoría reina de los coches, la alegría se repartió por barrios. KTM se impuso en el año en el que todos daban por favoritos a los pilotos de Honda. Daniel Sanders se consolidó como el heredero de la victoria que el año pasado lograse Toby Price, y de paso calmaba la revueltas aguas por las que transita la firma austríaca KTM debido a su delicada situación financiera. Esperamos, por el bien de la marca y del motociclismo en general, que las motos naranjas sigan estando tan presentes y tan fuertes como los últimos años, tanto en asfalto como fuera de él.

Para la afición española, el segundo puesto en la general de Tosha Schareina, con Honda, que corrió mermado por una caída en las últimas etapas, deja un excelente sabor de boca, dado su buen hacer combinando técnica con madurez y estrategia. Los más nostálgicos echamos de menos la explosividad de Joan Barreda, pero agradecemos llegar al final, sanos, salvos y casi enteros. Mención especial para el primerizo, de sólo 19 años, Edgar Canet, una joya que en su estreno acabó octavo en la general y se impuso en Rally2 y como debutante. El de KTM, atento a las indicaciones de su mentor Nani Roma, cuajó un Dakar para enmarcar. Menos suerte tuvo Lorenzo Santolino (18º) con su Sherco, aunque no defraudó, porque nunca lo hace; y también meritorio el 43º puesto final de Sandra Gómez, mejor fémina y heredera de la siempre victoriosa Laia Sanz. Lástima de esta última, que sobre cuatro ruedas se vio obligada a abandonar porque su jaula de seguridad acabó dañada en un feo accidente. Fue la primera vez que no concluía la prueba. El año que viene, en el que volverá a competir monsieur Dakar, Stéphane Peterhansel, a los mandos de un Land Rover, la cita promete más y mejor, o eso esperamos.