LA HABANA. Trabajar, amar, comer dulces, rezar, escuchar música o incluso fumar son algunos de los hábitos de un grupo de centenarios cubanos que se ríen cuando se les pregunta por el "secreto" de su longevidad y afirman que en este mundo se está "hasta que Dios quiera".

"Siempre me hacen esa pregunta. No hay secreto, aquí estamos de pasada, yo tengo lo que Dios me dio para vivir y espero que sea mucho más", dijo hoy a Efe Arcadio Radillo Arola, un anciano de 102 años que vive en La Habana y disfruta tocando el tres.

Radillo, quien trabajó durante décadas como vendedor de periódicos y limpiador en una universidad, asistió hoy en La Habana a un encuentro de centenarios en el que decidió soltar su habitual andador para caminar sin ayuda entre sus compañeros de generación.

"Como de todo, lo que más he disfrutado de la vida es la música, me casé, tuve una hija, me enamoré porque hay que enamorarse de las mujeres", añadió el anciano, al resumir su vida.

Por su condición de varón, Radillo pertenece a una minoría entre los longevos cubanos, ya que son más las mujeres que pasan de la centuria, en concreto un 60,3 por ciento, según estudios del Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud.

Cuba tiene en la actualidad 1.541 personas que superan los 100 años de edad, y las estadísticas apuntan a que en 2025 podría convertirse en el país más envejecido de América Latina.

Las investigaciones indican que la mayoría de los centenarios cubanos reside en el mismo lugar donde nació, no profesan religión pero sí creen en Dios, son enérgicos y de personalidad fuerte, tienen buena adaptabilidad, y saben cómo procesar el estrés.

Iluminada Cedeño, una ex comadrona con 100 años cumplidos en enero pasado, afirmó a Efe que "nunca" pensó alcanzar esa edad porque siempre tuvo que trabajar mucho, y aún se muestra descreída de si llegará a los 101.

Tiene cinco hijos, 20 nietos, 10 bisnietos y 25 tataranietos, y afirma que lo que prefiere en la vida es "atender" la casa, cantar, jugar barajas y dominó.

Fumadora desde los 14 hasta los 70 años, ahora se levanta al amanecer para preparar un café "fuerte", lee la prensa a diario, y dice que su único sueño es "ver a la familia y las amistades".

Para María Antonieta Esteva, de 101 años, su "secreto" es "tomar la vida con calma, no pensar en la muerte, hacerse querer, tomar mucha leche y comer dulce, pero no en exceso".

"No sé por qué, pero trabajando me siento mejor. Yo no cuento los años ya porque me parece que se acerca la muerte y no quiero pensar, no quiero morirme por ahora, soy feliz", confesó Esteva, quien tuvo una larga carrera como modista y aún cose junto a las monjas en el asilo de La Habana donde vive.

También insistió en el amor. No tuvo hijos pero se casó en tres ocasiones, la última de ellas cuando ya pasaba de los 70 años y se enamoró de un viudo que frecuentaba la casa de una amiga.

Según la directora del Programa de Gerontología de la Universidad Autónoma de Madrid, Rocío Fernández, no existe una edad en el ser humano en la que se tenga "riesgo de muerte segura", pero se supone que entre los 115 y 120 años está "el techo" de vida humana.

Fernández, que asistió esta semana en La Habana al VIII Seminario Internacional Longevidad Satisfactoria, asegura que para una vida larga y activa los mandamientos científicos son una conducta saludable, participción y compromiso social, actividad cognitiva en la vida diaria y tener afectos positivos.

Por su parte, el doctor cubano Eugenio Selman, presidente de la Asociación Médica del Caribe (AMECA), asegura en su libro "Cómo vivir 120 años" que las claves de la longevidad son la motivación, una alimentación sin extremos, la prevención de enfermedades, la actividad física, la cultura y un medio ambiente sano.

Selman, creador del "Club de los 120 años" en la isla, confirmó esta semana que la persona más vieja de Cuba es una campesina llamada Juana de la Candelaria Rodríguez, que cumplió 125 años en febrero pasado.

"Está viva y van a haber otros muchos más que van a estar vivos, y yo aspiro a estar más vivo que eso, yo voy a los 140 porque ahora hay mucha gente que va a los 120 años", resaltó el doctor, que durante años formó parte del equipo médico del círculo presidencial en la isla.

Sin embargo, para el centenario Francisco Triana, haber llegado a su edad ya es motivo de "conformidad" y sólo lo logró porque Dios "ha ayudado mucho". "Manejé (conducir) hasta los 90 años, fui ingeniero electricista, amo a Dios desde niño, oigo música en mi radio, estoy muy contento", añadió.

Luisa Velaz, de 101 años, piensa que lo único que puede recomendar es "vivir la vida como es debido, haciendo las cosas bien hechas, sin planes".

Velaz, que fue maestra durante 40 años, afirmó que cada día se levanta temprano a barrer la casa y come de todo, aunque no cocina, porque de eso sí ya se olvidó.