El papa emérito Benedicto XVI ha fallecido a los 95 años de edad. En los últimos días su estado de salud se había agravado y desde el Vaticano, Francisco, había expresado su preocupación y pidió rezar por él. Joseph Ratzinger renunció a su pontificado en febrero de 2013, convirtiéndose en el primero en casi 600 años de historia.

Su capilla ardiente tendrá lugar desde este lunes 2 de enero en la basílica de San Pedro del Vaticano, según confirmó la Santa Sede en un comunicado, y el funeral se celebrará el próximo 5 de enero en la plaza de San Pedro y será oficiado por el papa Francisco, informó el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni.

"El cuerpo del Papa Emérito estará en la basílica de San Pedro del Vaticano para la despedida de los fieles", reza el comunicado de la oficina de prensa de la Santa Sede.

Benedicto XVI murió este sábado a las 9.34 horas locales (8.34 GMT) con 95 años de edad -habría cumplido 96 el 16 de abril- en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, donde residía desde su histórica renuncia en 2013.

"Con pesar doy a conocer que el Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido a las 9:34 horas en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano", reza un escueto comunicado oficial del Vaticano, en seis idiomas.

La última fotografía del emérito la publicó el pasado 1 de diciembre la Fundación Joseph Ratzinger, cuando recibió en su residencia a los dos galardonados con el premio que lleva su nombre, el biblista francés Michel Fédou y el jurista judío Joseph Weiler.

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La vida de Benedicto XVI, en imágenes

Como en las últimas imágenes, aparecía sentado en el sofá junto a su fiel secretario y muy delgado, pero atento a la conversación. Todos los que le habían visitado en los últimos meses aseguraron que Ratzinger hablaba con un hilo de voz, que no caminaba y se le veía muy frágil, pero que estaba completamente lúcido.

En otras fotografías recientes se le había visto en silla de ruedas por los jardines vaticanos tomando un poco el sol, lo que era, según cuentan desde su círculo más cercano, algo habitual, porque el papa emérito mantenía una disciplina a pesar de la edad. Concelebra la misa a la 7.30 y después escuchaba música en su sofá, mientras que a veces recibía algunas visitas.

Desde el 2 de abril de 2013, cuando Joseph Ratzinger regresó al Vaticano como papa emérito tras su renuncia, vivía rodeado de su "familia" vaticana, formada por su secretario y cuatro mujeres laicas consagradas del instituto "Memores Domini", que pertenece al movimiento Comunión y Liberación, que se repartían las tareas de la casa y se ocupaban de las necesidades del papa emérito.

Los últimos meses los pasó en silencio, excepto a inicios de año cuando tuvo que salir al paso de las acusaciones sobre cómo había gestionado algunos casos de sacerdotes acusados de abusos a menores cuando era arzobispo de Múnich y que habían surgido en el informe redactado por la Iglesia alemana sobre la pederastia.

Benedicto XVI, el primer papa en renunciar al pontificado desde tiempos de Gregorio XII, a principios del siglo XV, había salido en muy pocas ocasiones de los muros leoninos, una vez para visitar a su inseparable hermano en el hospital y en junio de 2020 cuando viajó hasta Ratisbona para verlo de nuevo pocas semanas antes de que morir.

La confirmación del agravamiento de la salud del emérito causó una cascada de oraciones, como había pedido Francisco, y fueron muchos los creyentes que mostraron su tristeza, incluido su zapatero, el peruano Antonio Arellano, que lleva más de 30 años en Italia y también se ocupaba de los zapatos de Juan Pablo II.