Se consolidaron en el siglo XIX y llegan al XXI con la necesidad de reinventarse para seguir en marcha. La próxima implantación en Santo Domingo de un café teatro con restaurante fuertemente vinculado al funcionamiento del mercado busca dinamizar la vida de este entorno para asegurar su supervivencia, en un momento en el que, a menudo, tienen la impresión de luchar contracorriente. El proyecto va en la línea de un sinfín de iniciativas muy diversas que en diferentes ciudades han buscado relanzar este tipo de comercio. Ideas que en Donostia, Madrid, Barcelona o Bilbao han surtido efecto, como explican quienes conocen estos ejemplos.
Este nuevo proyecto en Pamplona ha sido bien acogida entre los comerciantes y hosteleros de la zona. "Nos congratulamos de que finalmente haya salido adelante porque va a ser muy positivo para el propio mercado y para el Casco Antiguo", afirma Carlos Albillo, gerente de la Asociación de Comercio, Hostelería y Servicios Casco Antiguo. Para Albillo, la apertura de un café teatro y un restaurante es una "actividad dinamizadora" y hará que el nercado de Santo Domingo se convierta en "un punto de referencia importante" que podrá atraer nuevo público a esta zona de la ciudad.
En la capital navarra no hay hasta la fecha experiencias de este tipo. Lo más parecido es el restaurante El Mercado que abrió en el edificio del mercado del Ensanche en junio de 2008. El proyecto en este caso no estaba pensado en sentido estricto para revitalizar el mercado, aunque sí para "aprovechar las sinergias" entre ambos espacios, según explica Txuma Unzué, responsable del restaurante. El local se puso en marcha en el lugar donde se ubicaban los antiguos baños, que habían permanecido cerrados durante años, por lo que el restaurante vino a recuperar un espacio en desuso. Unzué señala que el restaurante emplea productos del mercado en la elaboración de sus platos, algo que también hará Koldo Rodero en el establecimiento que abrirá en Santo Domingo.
venta 'on line' El mercado de Ermitagaña, que pronto cumple 30 años de vida, ya reformó sus instalaciones en 1999, pero las innovaciones continúan introduciéndose día a día pensando sobre todo en atraer a un público joven. En junio de 2011 pusieron en marcha un servicio de venta on line. "La compra te la pueden llevar a casa o recogerla en el mercado, sin tener que hacer cola", explica Elena Ustárroz, gerente del mercado de Ermitagaña. Para darse a conocer a nuevos públicos organizan además un aula de cocina cada mes.
Bastante más drástica fue la reforma que entre 1996 y 1999 acometieron en el mercado donostiarra de La Bretxa. Allí, el tradicional mercado de abastos situado en el Boulevard dejó sitio a una nuevo proyecto. Por un lado, en uno de los edificios se habilitó un centro comercial con un supermercado, tiendas y establecimientos hosteleros. Además, el tradicional mercado de abastos se traslado a una zona central subterránea. Finalmente, en la antigua pescadería se abrieron salas de cine. Después de las primeras obras, en 2009 se volvió a acometer una reforma para eliminar una zona acristalada que había generado cierta contestación entre los vecinos.
Mikel Arredondo, gerente de La Bretxa, explica esta dinámica que lleva a transformar los mercados: "Los ayuntamientos se encontraban con infraestructuras vetustas, situadas en el centro de las ciudades y con una rentabilidad limitada. De ahí que se buscasen nuevas salidas". Ahora, en medio de la crisis, La Bretxa aguanta el tirón "gracias en parte a los turistas" y a la fidelidad de un público que ha hecho que la afluencia se mantenga (apenas ha bajado un 0,2% en el último año), pese a la inevitable caída en el consumo. Y como antes, por los puestos del mercado aún se puede ver a ilustres de la cocina vasca como Juan Mari Arzak o Pedro Subijana comprando la materia prima que luego transformarán en sus restaurantes.
en madrid A casi 500 kilómetros de la capital donostiarra, el mercado madrileño de San Miguel se ha convertido en un hervidero de gente tras su reconversión hace tres años. Se trata de un ejemplo peculiar de transformación de un mercado de abastos tradicional y tiene gran predicamento entre los turistas aunque su público es variado. Begoña Ubierna, la directora, no oculta la buena marcha de esta apuesta: "Nunca hay que tentar la suerte, pero afortunadamente podemos decir que vamos bien y que nos estamos adaptando muy bien a los nuevos tiempos".
De hecho, esta modernización del espacio era el principal objetivo de la reforma: "El proyecto en sí lo pusimos en marcha para adaptarnos a las exigencias actuales y la afluencia de gente es grande. La localización es estupenda y eso es fundamental, pero hay más claves. El edificio es bonito y el horario de apertura es muy bueno, de domingo a miércoles los puestos abren obligatoriamente hasta las 22.00 horas y algunos están hasta las 24.00 horas; y los jueves, viernes y sábados hay quienes abren hasta las 2.00. Esto hace que venga mucha gente joven que tiene horarios complicados y que se suma a otra más mayor que viene a horas más tempranas. La otra clave, es que la idea de negocio es muy innovadora, ya que se puede ir a los puestos a probar algo que después te puedes llevar a casa o a tomar algo".
la competencia También en Madrid, el mercado de Torrijos busca su espacio después de abrir el año pasado tras seis años de obras. El responsable del centro, Luis Manzanos, apuesta por recuperar a los clientes de toda la vida y atraer a jóvenes: "Tras tanto tiempo en obras es complicado recuperar a los clientes de siempre, pero es la apuesta de los comerciantes. Además, nuestra intención es llegar a gente nueva gracias a una zona de restauración similar a la de San Miguel". En un lugar como Madrid, que se ha convertido en el paraíso de las grandes superficies, no parece sencillo, aunque Manzanos intuye algunas bazas: "Al margen de las campañas que se puedan hacer conjuntamente y de las promociones, los comerciantes tienen que tratar de reinventarse, hay que ofrecer una atención y unos servicios y productos diferenciados a los de las grandes superficies, que por cierto tenemos varias en el entorno. Hay que dar algo que nos haga atractivos a los ojos de los clientes", explica Manzanos.
En el mercat de Santa Caterina de Barcelona también saben lo que es pasar por una periodo largo de obras para relanzar el proyecto. En el caso de este espectacular mercado municipal los trabajos duraron 7 años, un tiempo en el que permanecieron en una carpa. Desde 2005 pueden presumir de un flamante nuevo edificio que ha servido para dar un nuevo brío a este mercado nacido en 1848 como el primero cubierto de la capital catalana. Àngel Juny Serra, presidente de los comerciantes del mercat de Santa Caterina, considera esencial esta renovación. "Hay que ponerse al día, es algo imprescindible y aquí lo hemos hecho con el añadido de que hemos dado el paso en un edificio que es una obra de arte. La crisis se nota, supongo que como se notará en Pamplona, pero podemos decir que no hay ningún puesto vacante. Una de las claves es la especialización, ya que, aunque hay tiendas más normales, la mayoría se han especializado. Aquí tenemos tiendas de aceites y vinagres, una herboristería y se vende fruta ecológica, aunque también tenemos un supermercado con productos convencionales". Tras conocer los mercados de otros muchos lugares, Juny Serra considera que los de la ciudad condal son "los mejores de Europa, al menos si se mira a mercados municipales".
Otro mercado que puede presumir de no tener ningún puesto vacío es el de La Ribera, en Bilbao. Se trata de uno de los mercados de abastos más grandes de Europa y aún no ha terminado de quitar los andamios de unas obras que concluirán del todo a comienzos de 2013. A día de hoy en torno al 60% del mercado permanece ya abierto y en diciembre abrirá la práctica totalidad. Para el primer trimestre de 2013 queda una última zona en la que se prevé habilitar un entorno de hostelería y delicatessen "similar al del mercado de San Miguel de Madrid". "Queremos atraer nueva gente al mercado y al mismo tiempo impulsar la actividad exterior y en el entorno del Casco Viejo, aunque lo queremos hacer bien para no hacer competencia a los locales de esa zona", explica Jon Ander Ibarra, presidente de los comerciantes del mercado de La Ribera.
En este caso, al margen de lo que ocurra con la zona pensada en principio para actividades de delicatessen, las obras se han centrado en "mejorar la imagen de lo que ya había". En definitiva, se ha cambiado el envoltorio. "Los puestos son más grandes, más limpios y la imagen es mucho más moderna. Se han utilizado en el edificio materiales muy modernos que dan otra apariencia, ha cambiado la imagen, pero el producto, lo que ofrecemos, es lo de siempre", explica Ibarra. Y, según dice, esta renovación a cuajado. "Siempre hemos funcionado bien, pero sí que es verdad que ahora se ve más gente joven aquí y sigue viniendo la gente de siempre. Estamos encantados".
En el caso de Santo Domingo, ya en el año 2004, cuando los comerciantes asumieron la gestión del mercado y se instaló Caprabo, se acometió una remodelación del Mercado. Sin embargo, estas reformas no han bastado para terminar de dinamizar la vida del edificio en estos tiempos de crisis y de grandes superficies. El pleno trató de dar un empujón más al proyecto del Mercado con una modificación urbanística aprobada el pasado invierno, que permitirá en última instancia la apertura del nuevo café teatro con restaurante en San Domingo. Un cambio que pretende colocar esta zona en el centro de la vida de los pamploneses.