Naturaleza y arte con motosierra en Irurtzun
Con una motosierra y mucha pericia. Mikel Lasarte ha dado vida al viejo olmo del parque Gernika de Irurtzun. Antes llenó el Montico de ‘habitantes’
irurtzun - El viejo olmo del parque Gernika de Irurtzun tiene una nueva vida como guardián de este lugar, un Basajaun que surge de su interior. Ha sido gracias a Mikel Lasarte, vecino de esta localidad de Sakana aunque nacido en Azpirotz. Y es que este árbol que se resistía a morir, finalmente se secó del todo. “Dicen que un año antes sacó hojas en una rama”, apunta Lasarte, quién propuso al Ayuntamiento realizar una escultura con su tronco.
Pero no es una talla al uso. Y es que Lasarte esculpe a golpe de motosierra, un trabajo rápido que exige técnica y maestría. Tras cortar las ramas más pesadas y dejar una estructura firme, se puso a la tarea. Con la ayuda de unos andamios para poder trabajar, comenzó a dar forma a esta pieza de 4,5 metros de altura que hunde sus raíces en el parque. En lo alto del tronco, se asoman un búho y un caracol. En medio, el poderoso rostro del señor de los bosques.
“La realicé en unas seis horas, la mitad del tiempo en esculpir la cara. La acabé con gubia para los detalles como los ojos y, lijadora”, apunta Lasarte, de 43 años, ingeniero técnico agrícola de profesión y harrijasotzaile de afición. Además, es el impulsor de la escuela de levantamiento de piedra de Sakana.
Criado en caserío, Lasarte estaba familiarizado con la motosierra desde niño. Pero no fue hasta hace cuatro años cuando comenzó a trabajar formas y volúmenes con esta peligrosa y ruidosa herramienta. “Siempre he estado muy ligado a los herri kirolak, donde suelen ser habituales las demostraciones con motosierra”, apunta. Asimismo, señala que su hermano es ebanista. “Tenía inquietud y había trabajado la talla con gubia en madera y piedra. Comencé con la motosierra y vi que se me daba más o menos bien”, apunta. Desde entonces, dedica a esta afición buena parte de su tiempo libre, bien perfeccionando su técnica o en demostraciones que realiza en fiestas de localidades de diferentes puntos de Euskal Herria.
Autodidacta, confiesa que aprende de grandes escultores de motosierra como el inglés Tommy Craggs y el japonés Hikaru Kodama, por citar algunos. “Hay verdaderos artistas”, apunta. A base de horas y horas de estudio y práctica, cada vez se atreve con figuras más difíciles. Además, dibuja y moldea en arcilla en su búsqueda para dar movimiento y expresión a las figuras. “Me gusta practicar con caras nuevas. Disfruto mucho”, confiesa.
OTRAS ESCULTURAS Esta escultura no es la primera que Lasarte realiza en árboles de Irurtzun, siempre de forma desinteresada. “Me gusta compartir lo que hago”, apunta. Hace un par de años realizó 28 figuras más pequeñas en el Montico, otro parque de Irurtzun. “Había mucha densidad de árboles y desde el Ayuntamiento me dijeron para cortar algunos. Yo les propuse realizar esculturas en los tocones”, recuerda. Así, este parque se llenó de hongos, setas, ardillas y enanitos, entre otras figuras que salpicaban la hierba. Pero los gamberros destruyeron casi la mitad.
Asimismo, esculpió un rostro en un árbol seco en el camino a la Trinidad y prevé colocar pronto el sapo que realizó en la demostración de la última feria de Irurtzun y Arakil celebrada en septiembre.
No obstante, el trabajo más importante que ha realizado hasta ahora son las esculturas sobre dos castaños centenarios en la nueva área recreativa de la playa de la zona de Oricáin, en el Parque Fluvial de la Comarca de Pamplona a su paso por Ezcabarte. Se trata de un proyecto llevado a cabo por la Fundación Ilundáin, donde Lasarte trabaja como coordinador de programas de educación ambiental. Allí, puso rostro animado a uno de los árboles y talló varias figuras más que sirven de juego para los niños que se acercan al parque. Entro ellos un caracol y un perro que sirven de balancín, además de una rana y un sapo.
Si bien Lasarte prefiere trabajar directamente en el árbol, otra faceta suya son las demostraciones en fiestas de los pueblos y otras celebraciones como Amalurra Azoka, Nafarroa Oinez u otros eventos. “Suelen ser de una hora y normalmente realizo cuatro figuras, que suelen ser setas, ardillas, flores, búhos, rostros de basajaun, caballos o sapos. Lo que más gusta son los motivos relacionados con la naturaleza”, apunta.
Con la ayuda de sus motosierras, suele utilizar cuatro diferentes, Lasarte realiza cortes precisos, mas grandes al principio para luego detenerse en el detalle en una nube de virutas. Además de mucha pericia, en estas pruebas es muy importante la rapidez, un trance que se debe pasar ante la atenta mirada de numerosas personas. “Me gusta la tensión de la plaza”, confiesa Lasarte, acostumbrado a ser el centro de atención en las demostraciones que realiza de harrijasotzaile, donde se suele medir con piedras de diversas formas y pesos.
Lo cierto es que estos últimos años Lasarte ha llevado su arte a plazas de diferentes puntos de Euskal Herria y fuera, en Burgos o La Rioja. “Lo importante es tener claro lo que vas a hacer y concentración”, señala, al tiempo que reconoce que es una práctica exigente a nivel físico.