Con solo 13 años, Ekhi Pérez Sanzol, Aner Artieda Díez y Jon Orella San Martín han llevado a cabo un proyecto de altura. Y es que han creado dos gigantes, la semilla de una Comparsa de Gigantes y Cabezudos en Arbizu. Lo cierto es que ganas e ilusión no les falta y sueñan con que algún día se haga realidad. Su presentación fue el pasado sábado, día grande de las fiestas de esta localidad de Sakana, siete intensos días de celebraciones que finalizaron el jueves.

 “En Arbizu no había gigantes y veíamos esa necesidad. Por ello pensamos que sería bonito hacer una pareja”, apunta Ekhi, el único arbizuarra. Y es que los otros dos, compañeros de clase, son de Etxarri Aranatz. La idea comenzó a rondar antes del verano del pasado año y con el nuevo curso, se pusieron en la tarea; muchas horas de dedicación, tanto para decidir los personajes como a la hora de formarse antes y durante la creación delas figuras, sobre todo con búsquedas en Internet. “Hemos aprendido sobre la marcha y se han hecho”, resume Jon. 

Johanot y Maria Lonbre forman la pareja. El primero es un pastor y su nombre hace referencia a San Juan, el patrón de Arbizu. Viste con un kapusai, una especie de capa con capucha que servía para guarecerse de la lluvia o abrigarse, además de txapela y makila en mano. También tiene impronta local Maria Lombre, un personaje del que se sabe poco pero de quien toma el nombre una danza propia de Arbizu que se baila la noche de San Juan en torno a la hoguera junto a la ermita, uno de los momentos más especiales de las fiestas. Así, estos tres jóvenes han imaginado a esta mujer, a la que han representado con una ristra de txistorra, embutido que ha dado fama a este pueblo.

El estreno de la pareja de gigantes fue el día de San Juan. Cedida

Las figuras tienen una altura de 3,2 metros y 37 kilos de peso, fruto de una lucha constante con la báscula para facilitar su manejo. “Lo normal es que tengan entre 3-4 metros y algunos gigantes pueden llegar a 60 kilos. Es importante equilibrar el peso con la altura para evitar caídas”, apuntan. La estructura se divide en dos partes. La de abajo es de madera y la de arriba, el tronco y la cabeza, es de fibra de vidrio, que dieron forma a partir de unos moldes que realizaron con cartón. Los detalles los realizaron con arcilla. Una vez pintadas, se recubrieron con resina de poliéster “para que resistieran los golpes”, precisan. 

Se trata de materiales caros. Por ello, para cubrir gastos, pidieron ayuda al Ayuntamiento de Arbizu. “Cuando ya estaba bastante avanzado el trabajo, presentamos el proyecto”, recuerdan. Además, el Consistorio les cedió el uso de un local municipal en el polígono Utzubar, donde han metido muchas horas. Y es que acudían dos días a la semana, durante el curso, como precisa Aner.

El presupuesto total ha sido en torno a 1.000 euros. “Lo más caro son los trajes, porque llevan mucha tela. Mi madre y mi abuela se encargaron de coserlos. Es lo único que no hemos hecho nosotros”, apunta con orgullo Ekhi al tiempo que recuerda que también les echó una mano la ilustradora Cristina Fernández para pintar las caras.

A la hora de bailar también han sido autodidactas, con la experiencia de sus pinitos con gigantes pequeños. No obstante, han ensayado a conciencia valses y jotas para salir airosos del trance. Y aprobaron con nota. En el estreno, el día de San Juan, estuvieron acompañados de dos gaiteros txikis de Estella, Oinatz López de Alda y Rubén Luquin, y un atalabari, Oier Larrion Artieda, primo de Aner. Además, contaron con la ayuda de los Morentin, de la comparsa de Etxarri Aranatz, una familia con amplia experiencia. Salieron dos días más para alegrar las calles de Arbizu, el miércoles y el jueves, con un bafle que llevaban en un carro para el acompañamiento musical.  

“Si se anima más gente, nos gustaría hacer otro par de gigantes y también cabezudos”, cuentan estos chavales, que hasta tienen pensado que personajes podrían ser. Pero no las tienen todas consigo. “Hicimos un llamamiento por redes con poca respuesta. Igual ahora que los gigantes ya están, se anima más gente. Si alguien está interesado en unirse a la comparsa, que se ponga en contacto con nosotros”, observan. 

Lo cierto es que cuesta encontrar a tres jóvenes con tanta pasión por los gigantes, un mundo mágico que les ha atraído desde siempre. Mientras que para Aner su preferido es Kixkimau, de la comparsa de Etxarri Aranatz, Jon se queda con los de Burlada y Ekhi con los de Buztintxuri. Si bien Johanot y Maria Lonbre son más modestos, tienen el plus de la ilusión, el trabajo y la constancia, una labor que ha sido reconocida a lo largo de las fiestas de Arbizu, con numerosas felicitaciones de personas adultas pero sobre todo, con muchas caras de ilusión entre los y las txikis