Después de atravesar parte de Gipuzkoa y Sakana, 86 kilómetros desde Pasaia al alto de Aralar en siete etapas que unieron pueblos y personas, la puerta de San Miguel llegó este domingo a su destino sobre un carro tirado por una pareja de bueyes, una peregrinación que ha sido multitudinaria.

Bienvenida a la nueva puerta, que ayer completó su recorrido desde la costa.

Y es que un hecho vandálico, la quema de la puerta el pasado octubre, se ha convertido en una respuesta popular que comenzó a gestarse cuando Xabier Agote, presidente de Albaola Itsas Kultur Faktoria, leyó la noticia y se ofreció para construir otra igual de forma altruista. Además, se ha hecho con roble de Sakana, madera que ha sobrado en la construcción de la réplica del ballenero San Juan del siglo XVI que este astillero-museo está llevando a cabo con técnicas tradicionales de carpintería de ribera.

Trabajadores de Albaola realizan ajustfes en la nueva puerta, una réplica de la quemada.

Así, se puso en marcha el proyecto Mundu berri baterako ateak/Puertas para un nuevo mundo, una iniciativa que ha dado lugar a una red de colaboración en la que convergen saberes tradicionales, innovación tecnológica e implicación social.

Ayer también se bendijo la ermita de la Trinidad, recientemente rehabilitada.

“La gente se ha unido a este camino. Creo que tenemos que perder el miedo a juntarnos y a hablar. La palabra es la llave”, contaba Alfonso Garciandía, capellán de Aralar, que hacía un paralelismo en euskera con hitza y giltza. “A través de la palabra se abren muchas puertas. Ha sido una manera de decir que cuando nos juntamos pasan cosas muy hermosas. Ha sido una experiencia preciosa”, destacó el capellán, que realizó las siete etapas, al igual que un grupo de personas. Tras días de calor, ayer amaneció fresco y con niebla en lo alto de Aralar. “El tiempo nuboso pero la gente con el corazón luminoso”, observó.

En este día de celebraciones no faltaron dantzaris.

La última etapa era desde Uharte Arakil hasta el santuario, a 1.237 metros de altitud; 10,7 kilómetros empinados para salvar 773 metros de desnivel. Los bueyes hicieron la mitad del recorrido en un remolque para descansar mientras un todoterreno tiraba del carro. A la comitiva se unieron numerosas personas. Otras muchas más se acercaron al santuario en vehículo por la carretera de Lekunberri, colapsada al mediodía.

COLOCACIÓN

Mientras que en el interior del santuario se oficiaba una misa presidida por Mikel Garciandía, obispo de Palencia y excapellán de Aralar, trabajadores de Albaola colocaron la puerta. En la tarea estuvieron Ibrahim, Aitor, Urs y Pablo, que la hicieron en tiempo récord, según comentó Agote, que completó seis de las siete etapas. “La acogida a lo largo de los pueblos me ha sorprendido, con mucha gente, pero lo de hoy es abrumador”, observó.

Finalizada la eucaristía monseñor Garciandía bendijo la puerta “La respuesta en todos los pueblos por los que ha pasado creo que es inigualable, con personas relacionadas con San Miguel desde muchos puntos de vista. Ha cogido el cariz de los días grandes de este santuario, en los que desde la Edad Media siempre ha estado la Capilla de Música de la catedral, como ha sido hoy”, observó el obispo, que fue sustituido al frente del santuario por su hermano.

Asimismo, ayer fue la bendición de la ermita de la Trinidad, recientemente rehabilitada. En un ambiente festivo, el broche de una mañana llena de emociones, se ofrecieron pinchos de queso y txistorra además de bebida. Tampoco faltaron euskal dantzak.