Miguel Ángel Perera se impuso con enorme autoridad y salió a hombros tras cortar tres orejas en la corrida mixta de la feria cirbonera que honró en el día de ayer a su virgen, la de la Paz.

Lo apoteósico de la función de toros por Cirbonia aconteció en la lidia del 5º toro en orden de lidia. Perera cuajó a Zángano, un castaño perfecto de hechuras y equilibrado trapío de Torrealta. Temple inmaculado y bravura en dulzura extrema de un toro al que a partir de un centenar de embestidas se le pedió con fuerza el indulto. Como ya pasara hace varios años en Corella con un toro de Virgen María, la autoridad, cumpliendo el reglamento foral, exigió al torero extremeño que ejecutara la suerte suprema. Espadazo al primer intento. El presi no pudo sacar el pañuelo naranja porque no hay o no debe haber para este menester en esta villa. Lo que si pudo hacer Moreno fue conceder el rabo, que no hubiera protestado nadie, pero debió pensar que mejor, no. En cualquier caso, esta es la faena más cuajada y jaleada este año en cosos navarros, ponderando categorías y trapíos. Autores: Miguel Ángel Pererea y el guapo torrealta Zángano, que de su nombre no tuvo nada y si desplegó una celestial bravura en unos 150, todos templados, muletazos por ambos pitones, por arriba y por abajo, al leve compás, al despatarrado o la porfía de hinojos del torero. Al 1º de su lote, un sosote Inteligente de cómodas defensas y canijas, pero musculosas hechuras, también le sacó con temple todo lo que llevada dentro. Parón de total control en la cara del toro y una oreja tras espadazo algo atravesado y dos golpes de verduguillo.

Sin duda, el poderoso torero extremeño eclipsó a sus compañeros de función mixta. Bueno, Armendáriz no logró triunfar y en poca medida conquistar la atención por enfrentarse a dos erales que no trasmitían importancia, aunque si se movieron con recorrido y buen son. El de Noáin no terminó de cuajar a sus antagonistas y, además mató mal.

Varios recados para la empresa gestora del coso cirbonero: La publicidad de una corrida mixta debe ser clara, anunciando el tipo de animales que se van a lidiar. En este caso: dos erales para rejones y cuatro toros para lidia ordinaria. El otro recado en modo de pancarta alusiva desde el sol denunció la falta de festejos taurino popular en el serial festero. Desde la misma, tan animada como exigente y con criterio, grada se supo celebrar el toreo de Perera y criticar otros aspectos negativos del festejo.

Pablo Aguado, repentino querubín entronizado con excesiva prontitud por los caprichos sevillanos, quedó bastante en evidencia al lado de Perera. El sevillano enseña un poquillo el alma de artista, pero también un corazón de latido poco intenso y breve. Perfilero y de muleta retrasada. Detalles, si, pero que llenan poco el capazo. Una oreja obtuvo Aguado del 6º, aprovechando todavía el impulso del 5º. Miguel Ángel Perera le hubiera montado a ese sexto otro lío monumental.

Los toros

Torrealta. 2 erales de buen son para rejones. Y 4 toros para lidia ordinaria. Chicos y con escaso fuelle los dos primeros. El 5º, vuelta al ruedo. El 6º, manejable.

Los toreros

Roberto Armendáriz. palmas y silencio tras avisos

Miguel Ángel Perera. Oreja tras aviso; y 2 orejas y petición de rabo tras aviso.

Aguado. Silencio; y oreja.

Las gradas

Presidencia. Severa a cargo de Fco. Javier Moreno.

Dos tercios. Veraniego.