La transmisión de las ganas de fiestas es algo que en Estella-Lizarra se hace de manera natural. No hace falta insistir a los pequeños porque desde que sus sentidos funcionan reciben todos los estímulos que ya les acompañarán el resto de sus vidas. Es lo que pasa cuando uno vive el cohete sin que a su alrededor nadie se haya vestido de blanco y rojo. Es lo que siente cuando se tira por primera vez a las aguas del Ega para participar en el juego iniciático de la cucaña que abre las puertas a una fase donde las fiestas ya se barruntan. Es lo que pasa cuando estalla el cohete y ves ahí arriba una expectación de cámaras que hablan de la importancia de un momento único.
Este año el momento lo vivirá y transmitirá hacia el cielo, Pablo Hermoso de Mendoza. Es difícil resumir en unas líneas la importancia de este estellés que este año se nos despide de los ruedos por todo lo alto. Una persona sencilla que ha creado todo un lenguaje -taurino y equino- sin precedentes. Pablo tirará el cohete en su casa, acompañado de los suyos, entre los que nos encontramos todos los que vivimos o pasamos por esta ciudad que conserva mucha de la importancia que el pasado le fue dejando.
El cartel de Andrea Miranda que representa gráficamente las fiestas de Estella-Lizarra este año tiene como personaje a una dantzari en el Baile de la Era, una de las cientos de personas anónimas que forman parte del gran reparto festivo con el que cuenta esta ciudad para estos días que arrancan ya mañana. Un reparto que comienza con los músicos y que este año viene marcado por el luto al perder Estella-Lizarra varios de los más emblemáticos representantes. No diremos sus nombres en estas líneas porque la fiesta aquí tiene la grandeza de estar hecha a fuerza de empeños anónimos incalculables. Es ese espíritu que se inicia apenas uno es un niño y va alcanzando la altura colosal de los gigantes, un ansia que también hace grandes las fiestas de Estella-Lizarra.
Cada año tenemos que despedir la valía de quienes nos dejaron sabiendo que la memoria de las fiestas es algo común que nos pertenece de momento a quienes las vivimos, incluso a quienes no entienden que son la expresión común donde las imposiciones y la violencia sobran. Jai zoriontzuak a los que nacen estos días, para vivir la intensidad que se puede sentir en las fiestas de Estella-Lizarra por muchas prohibiciones que se inventen.