pamplona - De Pamplona a Ulán-Udé, un viaje de 20.000 kilómetros (ida y vuelta) y dos meses de duración, y para redoblar la apuesta, recorridos a bordo de un Peugeot 205 de 1985. Esta es la aventura que se marcaron Mikel Elizalde y Urtzi Aramendia: hacer la misma ruta que los participantes en el Mongol Rally y en el mismo tiempo, aunque no estén escritos en la prueba.

Amigos desde que tienen uso de razón, los dos pamploneses de 20 y 21 años tuvieron por primera vez conocimiento a cerca del Mongol Rally el pasado año. “Unos amigos lo hicieron y nos metieron el gusanillo”, comenta Mikel Elizalde. Conducir durante las decenas de miles de kilómetros que separan Londres de Mongolia (concretamente la ciudad de Ulán-Udé) a bordo de coches clásicos forma el alma de la carrera que no tiene espíritu competitivo.

Su objetivo para llegar a Ulán-Udé va más allá de la propia carrera. Durante su camino reparten ropa y material escolar a su paso por las diferentes localidad de distintos países. “Todo lo que sea ayudar a los jóvenes que veamos está bien, intentamos darles a quienes vemos que más lo necesitan”, afirma Aramendia. En su pequeño 205 rojo llevan cajas de pinturas y ropa que han recibido gracias a donaciones, una tienda de campaña y todo lo necesario para la travesía.

Elizalde y Aramendia salieron de Pamplona el 15 de julio, camino de Francia, y ya suman más de 20 días de camino. Recién entrados en Rusia, donde hoy se ubica la meta del Rally de Mongolia. Desde entonces ya han recorrido Luxemburgo, Alemania, Austria, Eslovaquia, Eslovenia, Hungría, Croacia, Serbia, Bulgaria, Turquía, Georgia y Azerbaiyán, Kazajistán y Rusia. El día a día en la carretera y sus vivencias al volante, lo transmiten por medio de su cuenta Dos Mongolos y Medio (en honor a la serie de televisión americana) en la red social Instagram.

un coche fiable Su compañero de viaje en primera instancia iba a ser un Audi A4 de 1999. Aunque durante la preparación cambiaron de idea por algunos problemas mecánicos y escogieron al pequeño Peugeot para entrar en su “convocatoria”. Un buen día, cuenta Elizalde, “Urtzi tuvo la gran idea de comprar un 205 para su uso diario”. Y viendo que el audi daba bastantes problemas y deberían invertirle mucho dinero, añade Aramendia, “le dije a Mikel que a ver por qué no lo hacíamos con mi coche, que era bastante duro y va como el primer día”. Tras casi 9.000 kilómetros de viaje el rendimiento del 205 no puede ser mejor, “no nos ha dado ninguna avería, por redes sociales vemos como otros participantes tienen que hacer reparaciones pero a nosotros no nos ha tocado”, explican. Incluso, entre etapa y etapa, los jóvenes tuvieron tiempo de meterse con su coche de más de 30 años en el circuito de Nürburgring, donde celebraron su aventura con los brazos en alto (como muestra la imagen sobre estas líneas). La fotografía es también el reflejo de su viaje, el de dos jóvenes aficionados a los coches que emprenden una experiencia “donde al final lo importante es hacer el viaje”.

tras la estela del mongol rally Ni la ruta, ni la fecha de salida son casuales en el plan de Elizalde y Aramendia. Ambos marcharon rumbo al norte (Francia) para incorporarse a la ruta hacia Mongolia, que en la actualidad tiene Londres como punto de partida. Antes, la meta se ubicaba en la capital de Mongolia, Ulán-Bator, pero en años anteriores se modificó a Ulán-Udé, en Siberia (Rusia), reduciendo en 400 kilómetros la distancia total y reducir costes.

El precio es lo que ha hecho que los dos jóvenes estudiantes no se inscriban en la prueba “eran más de 1.200 euros y no lo podíamos asumir”, cuentan ambos. Pero no por no participar oficialmente, la autoexigencia de estos dos navarros es menor. “Salimos el día 15 porque es la fecha en la que suele salir el Mongol Rally y esperamos hacerlo más o menos en el tiempo”, explica Elizalde. Serán entre mes y medio y dos meses de viaje por carretera los que tienen por delante los dos jóvenes, con la única compañía de su fiel 205, en su primer viaje juntos. “Es el primer viaje que hacemos juntos y el primero lo hemos hecho a lo grande”, bromearon los dos.

Al escribir estas líneas Mikel Elizalde y Urtzi Aramendia les faltaban apenas 1.000 kilómetros para llegar a Ulan-Udé. En la cuarta semana, los jóvenes ya hacen un pequeño balance de la experiencia. Agradecidos tanto a patrocinadores como a sus amigos de Navarricos Team, que les ayudaron a tramitar visados, una vez hecha la meta les tocará retornar a Pamplona. “En casa al principio no lo llevaron bien y se preocuparon bastante, pero ya nos han pedido algún recuerdo del viaje que hemos comprado”.