PAMPLONA. La futura escuela infantil de Lezkairu se ubicará en una parcela junto a la plaza de la Igualdad. Será un edificio de 2.000 metros cuadrados en una sola planta, con diferentes estructuras con tejados a dos aguas, y autosuficiente energéticamente, para poder acoger a los 114 menores de 0 a 3 años, capacidad prevista para el centro. El siguiente paso será la redacción propiamente dicha del proyecto, con un plazo de 60 días, por lo que estará lista para finales de año. Las fases posteriores vinculadas ya a la ejecución y construcción de la obra dependerán de las partidas presupuestarias que se les puedan asignar. Está previsto que el inicio de las obras se incluya en el proyecto de presupuestos para el año 2020.

La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Pamplona ha aprobado la adjudicación del contrato de redacción del proyecto constructivo y, en su caso, dirección de obra de la Escuela Infantil de Lezkairu. Se ha adjudicado a la empresa AA Mutilva, Arquitectos Asociados por un importe total de 152.999,66 euros (76.499,83 para la redacción del proyecto y 76.499,83 para la posible dirección de obra), un 15% por debajo del precio de licitación. El concejal delegado de Proyectos Estratégicos, Movilidad y Sostenibilidad, Fermín Alonso, y el jefe de Proyectos, José Ignacio Alfonso han explicado los detalles del diseño elegido, que la empresa adjudicataria presupuesta en 2.973.821 euros.

La escuela infantil de Lezkairu se concibe como un centro educativo público innovador que aglutinará tres tipos de servicios complementarios y simultáneos: jornada completa, media jornada y un espacio familiar. Se prevé que pueda acoger a 71 menores de 0 a 3 años en tres módulos de jornada completa (2-3 años, 1-2 años y 0-1 año) y a 43 niños y niñas en dos aulas a media jornada (2-3 años, 0-1 año). En total, tendrá una capacidad para 114 menores de 0 a 3 años. Además, podrá acoger a turnos a 102 familias para el servicio de espacio familiar, un ámbito para que las familias puedan permanecer con sus hijos e hijas y encontrar propuestas que acompañen de forma adecuada a los progenitores en su crianza.

La importancia de la plaza central y de los espacios exteriores

El edificio en sí mismo ocupará el 43% de la parcela. Desde la calle Valle de Egüés se entrará a un espacio verde de acogida para acceder desde ahí a la escuela infantil. La entrada al edificio queda protegida y enfatizada mediante una pérgola. El acceso para los servicios (personal, aprovisionamiento, alimentos) se llevará a cabo por otra entrada distinta ubicada en la calle Valle de Egüés. Toda la escuela se sitúa en la misma cota, sin barreras arquitectónicas, a pesar de que la parcela cuenta con un desnivel de 3 metros. Es en la zona que acoge los servicios administrativos, agrupados en un volumen diferenciado, pero integrado en el edificio construido, donde se resuelve ese desnivel mediante una rampa.

Una vez en el interior de la escuela, se llega a través de un espacio de cancela, en el que se ubicarán el guarda coches-silletas y un almacén interior para material pedagógico, a una plaza central. Esa plaza central alberga una zona de taller circular y funciona a modo de pulmón interior desde el que se accede a la mayoría de los espacios de la escuela. Esa zona central tiene su réplica en sendos espacios vestibulares a modo de plazas secundarias para organizar el acceso a los diferentes espacios docentes (aulas, espacio familiar, cocina, comedor o administración). Los espacios se configuran como elementos abiertos y transparentes con relación también hacia el patio ? jardín exterior.

La plaza central se prolonga hacia el exterior configurándose el porche de salida al patio como un espacio de continuidad. Anexo al porche se plantea un pequeño espacio de almacén de material para el espacio exterior cubierto. Ese espacio exterior que rodea el edificio también era parte fundamental del diseño para vincularlo así al proyecto pedagógico de las escuelas infantiles. Se ha diseñado como una sucesión de terrazas en diferentes niveles y materiales para acomodarse a las rasantes del terreno y para dar respuesta al concepto metafórico de jardín de los secretos para poner en relación las aulas y los módulos con la zona exterior, tal y como se reflejaba en las bases del proyecto.

El diseño ha huido de una estructura organizativa rígida de aulas en batería adosadas a una circulación lineal para apostar por un edificio que se mueva alrededor de una plaza central con una relación de carácter perimetral y orgánica con los espacios exteriores. El proyecto seleccionado deja a un lado el protagonismo arquitectónico a favor de la creación de un territorio infantil, rico y pedagógico. Se concibe, asimismo, como un edificio de consumo casi nulo, con un sistema constructivo a base de paneles de madera laminada que incorporan un sistema estructural y de cierre sostenible y de altas capacidades bioclimáticas.