Tres informes de consultorías independientes (dos de Madrid y una de Santander), la intervención del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Navarra y un sinfín de pruebas y mediciones han hecho falta para comprobar que las razones que llevaron al cierre de la pasarela del Labrit en 2016 estaban justificadas y que los problemas encontrados en la estructura no formaban parte de ninguna invención o campaña del cuatripartito para desprestigiar a UPN o a Yolanda Barcina, la alcaldesa que la inauguró a bombo y platillo a finales de 2010.

Eran reales y muy relevantes, tanto que nadie discute ahora el riesgo que hubiera supuesto mantenerla abierta. El último estudio realizado, el más completo de los tres al contar con análisis adicionales geotécnicos y una prueba de carga, concluye que al menos tiene arreglo -valorado en 480.000 euros (costó 720.000, IVA incluido)- pero también confirma, como ya concluyeron los dos anteriores estudios, que presenta problemas estructurales.

Se han detectado deficiencias en su estabilidad, de cimentación y construcción, con un cúmulo de fallos y de cálculos errados que han terminado por acelerar su deterioro interno y externo hasta dejarla inservible pese al buen servicio que ofrecía a los pamploneses.

Lo que comenzó siendo un símbolo de la opulencia de los mandatos regionalistas en tiempos de mayorías absolutas, con las arcas municipales llenas y proyectos faraónicos, ha acabado convertido en un montón de chatarra cuyo futuro sigue incierto y con la sombra de un proceso judicial que puede eternizar el procedimiento e impida encontrar una solución 4 años después de su clausura por razones de seguridad.

Los errores que la han llevado a esta situación comenzaron en su diseño. Los ingenieros así lo afirmaron el miércoles al asegurar delante del alcalde Enrique Maya que presenta problemas de estabilidad (el llamado pandeo) y en los cimientos, ya que los responsables de la obra no calcularon de forma correcta el comportamiento que ofrece el terreno (especialmente en la zona del Jito-Alai).

Los nuevos estudios han permitido determinar que el terreno no aguanta la presión que habían calculado y que la estructura corre riesgo de desplazamiento horizontal, pese a que en el proyecto inicial se descartaba tal posibilidad.

Además, la revisión de la edificación con cámaras y sensores ha permitido localizar numerosas soldaduras mal ejecutadas e incluso inexistentes y chapas de refuerzo que no se colocaron.

Por si no fuera poco todo lo anterior, el sistema de drenaje de la pasarela fue equivocado, lo que ha terminado por provocar una corrosión generalizada y zonas de estancamiento de agua en espacios sensibles de la edificación.

El empleo de sal sobre el pavimento no hizo más que aumentar el deterioro en estos años y limitar las propiedades que ofrecía el acero autopatinable empleado en la construcción para impermeabilizar la estructura. Con la pasarela sin protección, la falta de mantenimiento en los 4 años que ha estado cerrada y la climatología se han encargado de acelerar el proceso de desgaste, hasta tal punto que las placas de metal se rompían manualmente.

Maya, en urbanismo El proyecto recibió el visto bueno del Ayuntamiento el 17 de mayo de 2010, con Enrique Maya como responsable de Urbanismo y José Vicente Valdenebro director del área.

El diseñó y la dirección de obras de la pasarela correspondió a Boreas Nuevas Tecnologías, Óscar Pérez Silanes, Carlos Pereda Iglesias e Ignacio Olite Lumbreras, mientras que la UTE formada por Arian Construcción y Gestión de Infraestructuras y Teusa Técnicas de Restauración se encargó de su ejecución.

Se construyó en solo 7 meses, entre mayo y diciembre de 2010, año en el que se cambió la normativa que exigía realizar pruebas de carga en este tipo de construcciones. Los ingenieros no aclararon el miércoles en la rueda de prensa en la que dieron a conocer su informe si era obligatorio realizar dicha prueba de carga, ya que la aplicación normativa no entró en vigor hasta 2011, pero sí afirmaron con rotundidad que habría permitido detectar algunos de los fallos que ahora han salido a la luz.

Su diseño atrevido, en forma de 'Y griega', le hizo merecedora de varios premios de arquitectura, aunque enseguida se comprobó que algo no estaba bien en esa estructura de 150 toneladas de peso.

En octubre de 2013, el Ayuntamiento no permitió que una prueba atlética (la carrera de las murallas) atravesara la pasarela ante las dudas que ofrecía su resistencia. Así lo demuestran los documentos que se cruzaron los técnicos de las áreas de Urbanismo y Seguridad Ciudadana, tras lo que se decidió cambiar el recorrido y evitar la pasarela.

Para entonces, el Ayuntamiento ya tenía constancia de que había problemas tras una queja vecinal alertando de la existencia de filtraciones y goteras. El aviso fue comunicado a los responsables de la obra y pese a que el área de Proyectos se comprometió a realizar un estudio y actuar en consecuencia, no se hizo nada.

En febrero de 2016 se desprendieron varias placas metálicas de la estructura, lo que llevó a su cierre parcial, que se convirtió en definitivo en julio tras el primer informe, elaborado por Intemac.

Al existir divergencias entre este informe y el que presentó el equipo redactor del proyecto -que desmentía los defectos, que atribuyó a un deficiente mantenimiento- el Ayuntamiento decidió solicitar uno nuevo a la consultoría de Estructuras de Ingeniería Civil y Edificación Ideam. Sus conclusiones fueron todavía más contundentes y recomendaba directamente el desmantelamiento de la estructura ante la gravedad de los problemas hallados y la inviabilidad económica de su reparación.

tercer informe Ya con Enrique Maya en la Alcaldía, el Ayuntamiento encargó al Colegio de Ingenieros un tercer informe, cuya parte técnica ha correspondido realizar a las empresas Alonso Cobo Estudio de Ingeniería y ATP Ingeniería. La única discrepancia entre este informe y el que realizaron los ingenieros de Ideam es que estos últimos dieron por hecho que la estructura, por los problemas de cálculo originales sobre la resistencia del terreno ya citados, se había movido.

El análisis de la estructura ha demostrado que no y que los pilotes de cemento están intactos todavía, pero los estudios determinan que el terreno posiblemente no aguantará el empuje horizontal y que es necesario la inyección de cemento. Además, será necesaria aplicar una hidrolimpieza a gran presión para retirar el óxido y poder medir el espesor útil de las chapas, además de realizar correctamente las soldaduras y los refuerzos metálicos que se consideraran necesarios.

Finalmente, según la propuesta técnica, habría que mejorar el drenaje mediante perforaciones u otras técnicas que impidan la retención del agua, además de retirar el actual pavimento y sus soportes y ejecutar uno nuevo que impermeabilice la chapa superior, terminando el elemento con un tratamiento generalizado de protección.

El Ayuntamiento ahora deberá valorar si merece la pena afrontar la reparación de la pasarela, si se opta por hacer otra nueva o se desmonta por completo. El alcalde se mostró partidario de la primera opción y de buscar un acuerdo con los responsables de la obra para impedir que el expediente de responsabilidades acabe en el juzgado.

Pese a haberlo solicitado en varias ocasiones, no ha sido posible para este periódico conocer la opinión de los responsables de la construcción de la pasarela.