El gallego José Manuel Otero es un veterano del concurso de carteles de San Fermín. Participó por primera vez en 2004 y entonces ya fue finalista. También en 2017 formó parte de los 24 carteles seleccionados por el jurado. Ahora “he tocado palo pero no he conseguido el gol”, dice este diseñador gráfico con una trayectoria profesional de más de 30 años, los últimos 20 en Madrid.

“Por un lado me siento estimulado porque pasaré a ser ese segundo cartel más votado después del período de pandemia. Y por otro decepcionado, porque solo el primero pasará a la historia, que en nuestra profesión es lo que al final queda. La creación de la imagen que un día representó un evento que celebran cientos de miles de personas”, explica. Y no tiene claro si volverá a presentarse. “Todo se ve de otra manera según la edad, y a mis 65 entrando ya por el arco de la puerta de la jubilación uno puede desmotivarse fácilmente”, reconoce.

Este ferrolano confiaba en su propuesta y guardó su selección como finalista con mucho celo: “Cuando me lo comunicaron no lo comenté ni lo compartí con nadie de la familia o próximo porque tenía fe en la propuesta y creí que llegaría a la gente... ni siquiera voté”. Y está “muy tranquilo” tras la confirmación de fraude empañó el proceso de votación: “Me quedé sorprendido por la noticia y a la expectativa de lo que pudiera anunciar el Ayuntamiento”.

Su cartel Corre San Fermín es “una recreación de la imagen de los encierros protagonizada por los elementos tipográficos. Un volver a empezar a partir de la ilusión y el reencuentro con la normalidad. Una invitación a participar en esta edición. Una imagen que atrae por lo que transmite un encierro: movimiento, riesgo y diversión”.