tafalla- Tras la reciente romería al santuario de Ujué del pasado domingo a la que acudieron devotos de las localidades de Beire, Pitillas, Santacara, Murillo el Fruto y Tafalla, en el día de ayer les llegó el turno a los componentes de la Hermandad de los Doce Apóstoles de Tafalla, una agrupación que tiene sus orígenes en el año 1607. Un año más renovaron su particular peregrinación con un ritual que se viene repitiendo con fidelidad y compromiso. Este año fueron un total de 37 hermanos, además del capellán, Iñigo Beunza, los que participaron en esta singular romería. De ellos 15 componentes son los que están en activo en estos momentos en la Hermandad y el resto son jubilados que ya cumplieron con su promesa de acudir hasta los pies de la imagen de la Virgen durante diez años consecutivos.

Como manda la tradición, los participantes en esta especial romería partieron desde la iglesia de Santa María de Tafalla cuando eran las doce de la noche del martes día 30. El traslado hasta la villa ujuetarra lo realizaron entunicados, en silencio, en fila de a uno y en riguroso orden de antigüedad, con un báculo en su mano derecha y un farol encendido en su izquierda. Este silencio queda roto en algunos momentos con el rezo del Santo Rosario y de algunas plegarias por los hermanos ya fallecidos.

Al llegar al santuario, sobre las 4 de la mañana, celebran una misa íntima, emotiva y especialmente participativa. Tras reponer fuerzas con un desayuno se despiden de la Madre de Ujué con la satisfacción de su visita y de su promesa renovada para reiniciar el camino de regreso a Tafalla de un modo mucho más distendido, conversando animadamente en grupo hasta llegar al refugio de la Carravieja, a menos de 4 Km. de la Ciudad del Cidacos, donde comparten un almuerzo preparado por los hermanos más veteranos y algunos de sus familiares.

Posteriormente, reinician el camino y hacen una pequeña parada en la ermita de San José, muy cerca del casco urbano de la ciudad, para después entrar de forma procesional por las calles de Tafalla, de nuevo entunicados y en fila de a uno, hasta llegar a la parroquia de Santa María, cuando eran las doce del mediodía del día de ayer 1 de mayo, donde fueron recibidos por el bandeo alegre de las campanas y por decenas de vecinos, familiares y fieles a la Virgen de Ujué. En el interior del templo los congregados entonaron una vez más el canto del Regina Coeli, el rezo de un responso y el Adiós reina del cielo como despedida de la Virgen. Seguidamente, cada uno de los hermanos por orden de antigüedad pasó a besar el crucifijo de la Hermandad y se repartieron unos bollos de pan como signo de compartir la fe, de hermanamiento y fraternidad entre todos ellos.s. - C.A.