Hoy quiero rendir homenaje a Antonio, quien fue alcalde de Arróniz durante 16 años (1991-2007) y que tristemente nos ha dejado. Su pérdida deja un vacío profundo en nuestro pueblo, no solo por el cargo que ocupó, sino por el inmenso compromiso que siempre demostró con su gente y su tierra.
Antonio fue mucho más que un alcalde. Fue un vecino cercano, un hombre íntegro y un servidor público entregado que supo guiar a Arróniz en algunos de los momentos más difíciles de su historia reciente. En tiempos de crisis social y con una situación financiera delicada, Antonio no dudó en asumir responsabilidades y luchar incansablemente por sacar adelante a nuestro pueblo. Con firmeza, convicción, honestidad y una dedicación incansable, tomó decisiones valientes que permitieron estabilizar y fortalecer nuestra comunidad.
En lo personal, para mí fue una figura imprescindible cuando asumí la responsabilidad de la alcaldía. Siempre estuvo ahí con una palabra de ánimo, con un consejo oportuno, con esa serenidad que da la experiencia y el amor sincero por su pueblo. Su apoyo fue fundamental para afrontar los retos que se presentaron, y siempre estaré agradecido por su generosidad, por su cercanía y por compartir conmigo su sabiduría y compromiso.
Su legado está presente en cada rincón de Arróniz. En las mejoras que impulsó, en los servicios que defendió, en la esperanza que supo transmitir cuando más se necesitaba. Pero, sobre todo, en la memoria agradecida de quienes tuvimos la suerte de conocerle y trabajar junto a él.
Gracias, Antonio, por tu entrega, por tu compromiso y por tu amor a Arróniz. Tu recuerdo seguirá vivo en todos nosotros, como ejemplo de servicio y de dignidad.
Descansa en paz.
El autor es alcalde de Arróniz