oy profesor en el ciclo de FP de Grado Medio de Atención a Personas en Situación de Dependencia y desde esta realidad quiero compartir unas reflexiones acerca de lo que está pasando alrededor de las instituciones residenciales que atienden a las personas que, en muchos casos, han perdido su independencia.

Me llama mucho la atención la total falta de noticias sobre esta realidad después de haber sido un colectivo tremendamente castigado por el covid-19. La realidad de los contagios por la pandemia ha descendido notablemente y eso hace que el ámbito hospitalario vaya volviendo a una normalidad en estado de alerta con un número de pacientes más próximo a los habituales antes de esta situación. Esto no es así en el ámbito de las instituciones residenciales, los contagios han descendido pero su trabajo seguirá siendo con el mismo número de personas usuarias. Demasiadas personas han fallecido, pero eso no reduce el trabajo ni la situación laboral de las personas responsables (en su mayoría mujeres) de atender a esta población siempre vulnerable.

Creo que esta realidad nos lleva necesariamente a trabajar en dos ámbitos:

Por un lado, a la revisión del sistema de atención a las personas en dependencia. Ahora mismo son fundamentales estudios donde se correlacionen la incidencia de casos de contagio por covid-19 con variables como las de la densidad de personas residentes por metros de las unidades residenciales, las de la ratio de personas a atender por cada trabajadora, las de funciones de estas trabajadoras ya que puede haber diferencias cuando las funciones están diversificadas entre las propias de la atención personal y las del mantenimiento de los espacios (hacer camas, colocar mesas, limpiar los espacios de comedor€). Me atrevo a lanzar la hipótesis de estudio de que, en las unidades residenciales con menos densidad de personas residentes, con menor ratio residentes-trabajadora y con una mayor distribución y organización de las diferentes tareas de atención y mantenimiento de espacios, la incidencia del virus habrá sido menor. Invito a las diferentes administraciones de servicios sociales a que, desde las universidades (seguro que habrá equipos de investigación interesados en esto), desarrollen estos estudios y se trabaje de manera seria a partir de los resultados que se obtengan.

Por otro lado, a prestigiar el trabajo de todas estas profesionales que atienden a estas personas. Hay que salir de una vez de la figura del cuidador. Hoy toda persona que trabaja en una unidad residencial es una técnica que ha de acreditar su competencia profesional a través de las cualificaciones profesionales de las personas con larga experiencia laboral o a través de la titulación correspondiente con el título específico para ejercer esta profesión que es el de técnico en Atención a Personas en Situación de Dependencia, un ciclo de grado medio de la familia de servicios a la comunidad, de 2.000 horas de formación. También acceden a estos trabajos las personas tituladas en Cuidados Auxiliares de Enfermería, aunque esta titulación está dentro de la familia sanitaria.

Estamos cansados de escuchar a nuestro alumnado que su entorno próximo, al conocer los estudios que hacen, les diga eso de "estudias para limpiar culos". Sin duda, estas personas no son conscientes de la importancia y la destreza que supone un buen lavado perineal.

Mientras empresarialmente y socialmente no se valore adecuadamente esta profesión tan importante y necesaria, hoy poco podremos hacer el profesorado de este ciclo empeñados en trabajar con nuestro alumnado las competencias profesionales y personales necesarias para desempeñar adecuadamente este trabajo. El alumnado valora muy positivamente una formación que les hace crecer como personas (es la única manera de poder atender mejor a personas vulnerables), y las unidades residenciales valoran mucho esta formación cuando los ven en prácticas (FCT en términos de la FP). El problema llega cuando el alumnado se incorpora al mundo laboral, las condiciones de trabajo (funciones, turnos€) hacen que quieran abrirse a otra realidad laboral más satisfactoria y se quieren encaminar al mundo hospitalario (intentando formarse en un el ciclo de CAE) donde el prestigio social siempre y, en muchas ocasiones, las condiciones laborales son mejores.

Creo que estamos en un momento fundamental donde desde las instituciones responsables de las unidades residenciales y de las personas que se atienden en ellas opten, o por esconder la cabeza ante esta realidad (algo que ya está pasando) o por afrontarla con seriedad y profesionalidad, sabiendo que un país dice mucho de lo que es y pretende ser por la forma de atender a las personas más vulnerables de su comunidad y de las personas encargadas de ello. Hasta ahora ya hemos comprobado la pobre respuesta de atención a estos colectivos (los datos demoledores y vergonzantes lo demuestran), a partir de este momento veremos si la respuesta es la misma o se cambia. Ustedes verán.

El autor es profesor en el CFGM Atención a Personas en Situación de Dependencia