ace unos días te marchaste, después de padecer una larga enfermedad, porque Dios desde el cielo te llamó para estar más cerca de Él.

Eras sacerdote escolapio. Tu primera misa la celebraste en Roma, la segunda en tu Tafalla natal. Tu primer destino como sacerdote escolapio fue en Tolosa. Allí dejaste una profunda huella y muy gratos recuerdos en los alumnos más pequeños. Más tarde te destinaron a tu Tafalla querida, después a Pamplona, para después de un tiempo regresar nuevamente al colegio de Tafalla donde pasaste la mayor parte de tu vida impartiendo las clases de Música, Lengua, Francés o Latín a varias generaciones de jóvenes, enseñando a su vez toda una serie de valores humanos y cristianos de los que, sin duda, se pueden sentir muy orgullosos y agradecidos. Aquí ayudaste a todos, especialmente con tu pasión musical. Siempre recordaremos aquello que decías de que “la belleza de la música te llevaba a Dios”.

Aquí en Tafalla llevabas más de 50 años colaborando de forma ininterrumpida y permanente en la procesión del Viernes Santo, estando al frente de un nutrido grupo coral formado con niños y niñas del colegio de Escolapios y el apoyo de algunas personas mayores, cantando a lo largo de todo el recorrido el Gloria Laus. También dedicabas parte de tu tiempo libre a ensayar con el grupo del coro de la parroquia de San Pedro. En el colegio, además de impartir las clases te entregabas de forma voluntaria a ayudar en las horas libres a quienes se quedaban más retrasados y requerían de un mayor apoyo y seguimiento personal.

Durante varios años ejerciste como capellán de las Hermanitas y todos los domingos buscabas un tiempo libre a la mañana para pasar un rato con las religiosas y los abuelos y abuelas que atienden en la residencia de ancianos. Les hacías mucha compañía. Con tu carácter cercano y afable les dabas conversación, les contabas chistes y les dabas caramelos...

Ayudaste y diste buenos consejos musicales a los componentes de la Agrupación Coral Tafallesa. Tenías, y mostrabas orgulloso a todo aquél que se mostraba interesado en verlos, una pequeña colección de xilófonos preciosos arreglados por tus propias manos de artista y disponías de un pequeño salón de música en el que gravabas y escuchabas lo bello del Extra Gero.

En el funeral que se celebró hace pocos días en la parroquia de Santa María de Tafalla se dieron cita, además de numerosos vecinos y fieles, un gran número de sacerdotes que han pasado por nuestra ciudad, muchos hermanos tuyos de la comunidad escolapia y el padre provincial, que dos días antes había llegado a Navarra procedente de Mozambique. Él mismo te dedicó unas emotivas palabras de recuerdo y agradecimiento a tu persona en el momento de la homilía. Además de los cantos habituales de la eucaristía dirigidos por la encargada de los cánticos y del acompañamiento de la organista titular de la parroquia, se sumaron otros intérpretes musicales. Una clarinetista de la Banda de Música La Tafallesa elevó unas emotivas melodías hasta el cielo para que disfrutases de ellas. No faltaron tampoco las voces de las dos corales tafallesas, la Agrupación Coral Tafallesa y la Coral Tubala Uxoa, y las de los auroros y, como colofón a la celebración, no faltó ese día el canto del Gloria Laus.

Eras sacerdote escolapio digno sucesor de tu fundador, San José de Calasanz. Desde el cielo pide por todos los tafalleses y tafallesas. Te recordaremos siempre.