n relación a la Semana Mundial de la Lactancia Materna, quisiera compartir algunas reflexiones.

Primeramente, destacar que la evidencia científica confirma que la lactancia materna es el alimento más completo para los bebés humanos, y que además cuenta con innumerables beneficios para el desarrollo físico y emocional. Dar el pecho también es medio ambientalmente sostenible; es gratis y no genera residuos.

Derivado de sus beneficios para la salud infantil, desde el sistema sanitario existen grandes presiones para que las mujeres optemos por dar el pecho.Sin embargo, se calcula que un 5% de las mujeres sufren hipogalactia, por lo que no podrán o tendrán grandes dificultades para amamantar. Además, por otras cuestiones, hay mujeres que no pueden o, simplemente, no desean dar pecho y nadie, absolutamente nadie, debería cuestionarles. La lactancia materna implica radicalmente nuestro cuerpo; y solo nosotras tenemos la potestad de decidir sobre él.

En todo caso, esgrimir la "evidencia científica" no es suficiente para extender una práctica como ésta. Contradiciendo el mito de que amamantar es algo instintivo, dar el pecho resulta, a menudo, difícil. Entre otros, porque muchas mujeres hemos visto poco o nada amamantar, y menos aún recibido algún tipo de explicación sobre cómo se hace.

En los centros sanitarios, salvo honrosas excepciones, no existe un asesoramiento adecuado para ayudarnos a las mujeres a establecer (y mantener) la lactancia. Así, vinculado a su falta de formación en la materia y a las ingentes presiones del mercado, muchos sanitarios te siguen recetando leche de fórmula ante la menor dificultad.

Tristemente, en mi caso, la información más útil y necesaria sobre lactancia no la conseguí en los servicios públicos de salud. Para mí fue de inestimable ayuda compartir experiencias con otras mujeres, así como el experto consejo de las asesoras de lactancia de la Liga de la Leche, cuya inmediata repuesta me salvó de tirar la toalla.

Nuestro sistema carece de recursos para que las mujeres que así lo deseamos podamos amamantar en condiciones dignas. No solo me refiero a los permisos de maternidad, a los que muchas mujeres (como aquellas que no cuentan con contrato de trabajo) ni siquiera pueden acceder. Hablo de proporcionar acompañamiento y sostén vital a mujeres que dan pecho durante los primeros meses, y de apoyar a las que optan por una lactancia prolongada (cosa que no se resuelve con un sacaleches).

Asimismo, en el imaginario social, que por desgracia afecta a muchos y muchas profesionales sanitarias, está afincada la idea de que las "buenas madres" deben dar pecho... pero no durante "demasiado" tiempo, que luego las criaturas "lo toman por vicio". Así, incluso aunque la propia OMS recomiende mantener la lactancia durante al menos dos años, prolongar la lactancia resulta difícil.

En resumen, es imprescindible mejorar la formación de los y las profesionales de salud sobre lactancia, así como los servicios públicos de asesoramiento especializado, haciéndolos más accesibles y flexibles. Urge implementar recursos de calidad para apoyar a todas las mujeres cuidadoras, atendiendo las necesidades específicas de aquellas que dan pecho; y dotar a la lactancia del reconocimiento que merece.

Por último, quiero subrayar que bajo ninguna circunstancia nadie debería juzgar a una mujer que opte por no dar pecho; como tampoco a aquella que decida darlo durante años. Mi cuerpo, mi decisión, siempre.

La lactancia materna implica radicalmente nuestro cuerpo, y solo nosotras tenemos la potestad de decidir sobre él

Es imprescindible mejorar la formación de los y las profesionales de salud sobre lactancia, así como los servicios públicos de asesoramiento