ues sí, vibra en ti Navarra entera, Osasuna. Una institución que ha mutado en un sentimiento colectivo que en efecto contribuye a la cohesión social y territorial de la ciudadanía que habita en Navarra, como reza el decreto de concesión de la Medalla de Oro de esta Comunidad. Así que no cabe cuestionar el reconocimiento, que en el ámbito deportivo solo ha recibido hasta la fecha el gigante Miguel Induráin, aunque sí el momento elegido. La cuestión radica en que el galardón llega un año tarde, porque el centenario se cumplió el pasado, y en que en esta edición había quien lo merecía como mínimo tanto como Osasuna pero lo necesita más, mucho más, como aliento y como altavoz. Se trata de Aspace, que en este 2021 hace medio siglo de búsqueda sin descanso de oportunidades para las personas con parálisis cerebral y discapacidades afines, en un campo de juego a menudo embarrado y lleno de incomprensiones. Una asociación consagrada a la máxima integración social de esos convecinos, propiciando unas mayores autonomía y capacidad de decisión en aras a potenciar la autoestima que todos precisamos para afrontar las dificultades. Y una asociación encomendada igualmente al soporte vital de los padres y las madres, necesitados de calidad de vida precisamente para poder atender a sus descendientes incluso por encima del máximo de sus teóricas posibilidades. Aspace lo ha sido todo para muchas personas, también para las decenas y decenas de profesionales y voluntarios que asímismo encarnan esta historia de superación escrita precisamente en letras de oro. Gentes todas que se sobrepusieron a aquellas miradas de doliente compasión por donde pasaban, a las antiguas sillas sin electrificar que había que empujar por calles hostiles o a los cuidados a tiempo completo cuando resultaban una ensoñación los actuales dispositivos inteligentes que permiten la comunicación por ejemplo mediante la vista. Por descontado, Aspace ha llegado donde nunca lo hubieran hecho los poderes públicos, verbigracia al emplear hoy a cerca de 500 trabajadores, más de 220 en las residencias y centros de día junto a casi otros 300 -la mayoría con discapacidad- en el centro especial de empleo. Y, trascendiendo de lo laboral al ocio, en fomento del entretenimiento inclusivo, no en clubes propios ajenos al pulso ciudadano, así como de las vacaciones adaptadas para respiro de los progenitores. Con un respeto proverbial a la discapacidad, sin infantilizaciones, incluyendo el derecho no solo a la afectividad sino a la sexualidad. Aspace, medalla de platino. Más que de oro.

Aspace merecía este año la Medalla de Navarra al menos tanto como Osasuna, pero la necesitaba mucho más como altavoz de su historia de superación escrita en letras de oro