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A la contra

"A ver, cierzo, majo, tú entra cuando haga 40 grados"

engo frío. Es 6 de mayo, salgo de casa, me viene una corriente de aire y se me hiela el moco. Tengo frío hoy, lo tuve ayer, antes de ayer y el martes y lunes. Mi amigo Patxi, con el que me encuentro en la cola del pan, me comenta que necesita ya el calor. Patxi tiene problemas de movilidad y el calor al margen de alegrarle el alma le alegra las articulaciones y los músculos. Estamos en mayo y parece marzo. Desde que se cambió la hora a finales de octubre de 2021, la temperatura media que hemos tenido en Pamplona hasta ayer es de 7,95 grados, ha habido 4 meses de 6 por debajo de la temperatura histórica, 1 a la par y solo otro -febrero- por encima. En mayo, por ahora, estamos teniendo un tiempo que en nada se parece al que la inmensa mayoría necesitamos para tener la sensación de que vamos a ir dejando atrás los abrigos, las bufandas, los mocos y los catarros. Claro, estamos en Pamplona y este es el clima que tenemos: seis meses miserables, dos meses -mayo y octubre- aceptables, dos agradables -junio y septiembre- y dos de verano -julio y agosto-. El problema es que muchas veces esos meses agradables o los de verano no cumplen su papel y como pasó en muchas tardes noches de agosto del año pasado te descubres a las 8 de la tarde pelado de frío porque ha entrado el cierzo de los huevos. A ver, cierzo, majo, tú entra cuando haga 40 grados. O cuando tengamos noches tropicales. Pero no antes, criatura, que eres un dolor. Por cierto, en estos seis últimos meses han caído en Pamplona 570 litros de agua, un 26% más que la media de los últimos 40 años. Cierto es que ha habido rachas largas sin agua, pero eso sea ido solucionando en marzo y abril, así que ya es puñetera hora de que comencemos a tener temperaturas por encima de 20 de manera habitual y un poco sostenida, porque el otoño y el invierno ya han cumplido su papel. Espero que lo haga el verano, con lo corto que es.